jueves, 13 de diciembre de 2012

REFORMAS GALLARDÓN


He leído Gallardón, Ministro de Justicia, que, en tu afán reformista, pretendes ahora retocar el Código Civil para proteger éticamente la dignidad del menor. 
Sabrás tú, Gallardón, y los de tu calaña lo que es ética y dignidad!!!
Sólo entendéis el ideario católico que os interesa y no conocéis lo que es el respeto ni a los pobres ni a los que piensan diferente a vosotros. Ya ni respetáis a los propios representantes del Poder Judicial que no están de acuerdo con vuestras injustas políticas.
Dejad de cambiar las cosas que no se adaptan a vuestro ideario y pensad en como ayudar al país, en vez de en adoctrinar a sus habitantes. Al menos, ya que habéis llegado al poder mintiendo y habéis cambiado la mayoría de vuestras promesas por Reales Decretos contrarios a las mismas, dejad de fastidiar.
Por el contrario, os sugiero algunas otras materias que podríais mejorar:
Perseguir y legislar el control sobre vuestras propias conductas y vergüenzas y las del resto de políticos de este país. Porque, quienes os llamáis nuestros representantes, hace ya demasiados años que tenéis puesto vuestro interés en los votos y el poder y no en las necesidades de los ciudadanos; tan sólo nos utilizáis manipulándonos durante las campañas electorales para conseguir vuestros respectivos objetivos personales, políticos o económicos, mientras cada día estamos más indefensos ante vuestros incumplimientos y abusos. Porque SOIS RESPONSABLES de no haber sabido, o más bien querido, evitar que los acontecimientos acabasen en una crisis de semejante calado. Porque todos sabíamos o debíamos saber lo que estaba pasando y podía pasar menos vosotros, quienes en teoría estáis tan preparados que os permitís el lujo de presentaos y que os elijamos para tomar las decisiones que regirán nuestros destinos. Porque habéis despilfarrado y gestionado pésimamente y por encima de nuestras posibilidades el dinero público en todos aquellos Gobiernos en los que habéis tenido el poder y ahora nos echáis la culpa a nosotros, o a fantasmas del pasado, y pretendéis convencernos de que no hay otra posibilidad para salir de esta situación que rebajar nuestros salarios -ya de por si humildes-, despojarnos de nuestros más básicos y elementales derechos y desmontar el Estado de Bienestar en el que pensábamos que invertíais nuestros impuestos. Mientras, vosotros y vuestras familias y las de vuestros amigos y semejantes, con vuestros sueldos y vuestros estatus, seguís disfrutando el mismo o mayor bienestar. Porque muchos políticos tienen causas abiertas con la justicia y siguen disfrutando de los mismos privilegios.

Criminalizar todas las conductas inmorales, y muchas de ellas ilegales, que han llevado a este país a la ruina, en vez de las protestas de quienes se oponen a vuestras crueles e injustas medidas .
Imponer solidaridad -al igual que hacéis con los ciudadanos- a los grandes empresarios, buitres de alto standing, dueños de grandes multinacionales y grandes capitales a los que, por el contrario, dais todas las facilidades habidas y por haber con la excusa de que no se lleven su dinero de España; cuando todos sabemos que, no sólo se lo han llevado ya, sino que lo están invirtiendo en otros países -muchos de ellos tercermundistas- donde pueden obtener mayores beneficios, eso sí, como el capitalismo manda, a costa de la miseria de otros y a la espera de que, merced a la próxima y certera miseria en el nuestro, les vuelva a interesar invertir aquí. Imponer solidaridad a quienes, poniéndose el orgullo de ser español por bandera, han dejado en la cuneta a los millones de trabajadores y ciudadanos que les han hecho crecer y enriquecerse; los mismos  que ahora se llevan a aquellos países a unos pocos que deben considerarse afortunados mientras dejan aquí a sus familias, sus amigos, sus casas, su lengua, sus costumbres, sus vidas...
Cambiar de un vez vuestras medidas austeras e impositivas que están llevando a la mayoría de los ciudadanos de este país a la ruina y que han demostrado que sólo generan más dolor y desprotección a los pensionistas, a los parados, a los dependientes, a los trabajadores, a los autónomos y a las pequeñas y medianas empresas, personas a los que así, de nada va a servir vuestra vergonzosa y medieval Reforma Laboral.
Acabar legalmente con el abuso de las entidades bancarias en vez de tenderles alfombras rojas, en vez de inyectarles capital mientras les estáis permitiendo desahuciar a familias, víctimas de su avaricia y pésima gestión. Dejad de proteger a quienes ahora dejarán sin trabajo a otros miles de trabajadores que, con toda probabilidad, tampoco han sido los culpables de su estafa. Dejar de escondeos detrás de ellos porque podemos pensar que, tal vez, lo hacéis porque tenéis mucho que callar o que ganar.
Actuar e impulsar que se cumpla la ley y que vayan a la cárcel todos los que la incumplan y no sólo los pobres que carecen de los medios necesarios para enfrentarse a la injusticia mientras los Urdangarín y afines, los tienen para eludir la justicia
Obligar a ser solidarios con este país a todos los ricos y grandes fortunas igual que se lo imponéis al resto de los ciudadanos. No les permitáis seguir atesorando e incrementando sus capitales improductivos -o productivos para ellos solos a través de sociedades fantasmas de inversión que contribuyen pagando sólo un impuesto del 1%- mientras toleráis que los más humildes paguen hasta por las recetas que se les extienden para adquirir los medicamentos que necesitan para vivir.
No consintáis que los sinvergüenzas que ganaron y tienen -muchos de ellos en paraísos fiscales- el beneficio de los supuestos años de "bonanza" y que han sido en definitiva causantes -entre otros- de esta crisis, se queden ahora con todo mientras socializáis las pérdidas entre los más desprotegidos y humildes. Perseguir a todos y cada uno de los que han defraudado hasta las últimas consecuencias, con todos los medios a vuestro alcance, hasta que devuelvan hasta el último euro y paguen las penas que la ley les imponga en el caso de que lo hayan conseguido ilegalmente.
Tener valor de una vez por todas y, junto con el resto de los Gobiernos de Europa que se encuentran en igual o similar situación que España, decirle al capital, a Alemania, a Merkel o a quien corresponda, que habéis sido elegidos por la gran mayoría de ciudadanos que hoy están sufriendo y que tenéis que trabajar para ellos y no por los intereses de un capital egoísta e insolidario; porque esos intereses no son coherentes con los valores de vuestro partido y por tanto del Catolicismo que es vuestro "Santo y Seña".
Y sí, proteger a los menores. Pero no sólo reformando el Código Civil sino trabajando con la justicia para que los padres de esos mismos menores tengan un puesto de trabajo digno y les puedan proporcionar el sustento físico y emocional que les permita desarrollarse como personas, educarse como personas y crecer como personas y no como una lacra social que es lo que finalmente vais a conseguir con vuestra moral, con vuestra, hasta ahora, doble moral.
Sí no lo hacéis así, seguiremos pensando que sois los grandes beneficiados de esta, nuestra crisis, y que es en realidad vuestra estafa.

jueves, 6 de diciembre de 2012

PROSTITUCIÓN DESDE 1978

Ayer en Valencia, hubo un pequeño acto simbólico -parodia de funeral a nuestra Constitución- convocado por “constituyentes.org” y apoyado por otros varios grupos que trabajan en la línea de la lucha por la justicia y los derechos de los más desfavorecidos, tales como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, la Intersindical Valenciana, etc.
No volví a casa deprimida porque hace ya un tiempo que decidí que no hay fuerza ni circunstancia en esta vida que sea lo suficientemente poderosa cómo para vencer a mi propia fuerza interior pero, sí he de reconocer, que regresé un tanto decepcionada. Decepcionada de la respuesta, decepcionada de la escasa importancia que mis conciudadanos -quiero pensar que por ignorancia- otorgan al ultraje que se está ejerciendo a nuestra Ley de Leyes.
Allá por el año 1978 nos dotamos de una Constitución, el instrumento por excelencia que nos devolvía, no sólo la democracia robada tras la infame y dolorosa guerra civil, sino también los derechos y libertades que la ciudadanía de este país, sometida al cruel poder de la dictadura que siguió a aquella barbarie durante nada menos que 40 años, tenía miedo hasta de imaginar.
No nació perfecta. No podía serlo en aquel momento histórico en el que demasiadas fuerzas contrapuestas pugnaban por hacerse un hueco en la nueva sociedad que se dibujaba en nuestro país. Sin embargo, sí nació fruto de un consenso y con un futuro brillante y luminoso, dado que, sobre los pilares de unos principios fundamentales y básicos, sentaba las bases para una convivencia justa y digna de todos los ciudadanos que pisasen o habitasen el territorio sobre el que ejercía su hegemonía.
Al principio fue una niña mimada y respetada. No en vano, uno de los principales dones con el que se le dotó al nacer fue el de su propia protección: complejos mecanismos de reforma para que no pudiera ser manipulada al antojo de intereses partidistas, ni siquiera de simples mayorías, sino más bien con la intención de que fuese el pueblo soberano quién tuviese la potestad de modificarla al menos en los aspectos concernientes a los principios, derechos y libertades fundamentales que instituyó; entre ellos, ni que decir tiene, la propia soberanía del pueblo en ella consagrada.
Ahora miro la Constitución que un día iluminó nuestra sociedad con un futuro esplendoroso y me causa pena ver cómo no queda ni la sombra de aquella niña que nació.
Bajo el interés del capital y de sus herramientas políticas y económicas, la gran mayoría de los principios consagrados en la Carta Magna se han convertido en papel mojado. Y sino, mirar a vuestro alrededor y contestarme: ¿Dónde queda el derecho a la igualdad en esta sociedad en la que los ricos tienen todos los derechos y las oportunidades y a los pobres se les priva incluso del derecho a la justicia si no tienen suficiente dinero para pagársela?; ¿Dónde está el Derecho a una vivienda digna cuando se rescata a los bancos con nuestro dinero mientras se echa de sus casas a los estafados por los mismos a quienes hoy se rescata?; ¿Dónde está el Estado aconfesional si se pretende enseñar y evaluar en nuestros Colegios Públicos las creencias religiosas de quienes ocupan hoy en día el Gobierno?; ¿Dónde el derecho de manifestación si se criminaliza y apalea a quienes lo ejercen?; ¿Dónde el derecho al trabajo cuando los grandes capitales defraudan, apenas pagan impuestos, se evaden o se invierten en otros mercados mientras en nuestro territorio las colas de parados crecen?; ¿Dónde está nuestra soberanía si los políticos que elegimos para que nos representen pueden ir modificando sus programas sobre la marcha? ¿Dónde cuando las decisiones se toman fuera de nuestro territorio sin ni siquiera consultarnos? ¿Dónde cuando se puede mal gestionar y despilfarrar el dinero público mientras la responsabilidad política brilla por su ausencia?; ¿Dónde nuestro derecho a la vida si se le pone precio y se regala la gestión de la sanidad a quienes están preocupados por su beneficio económico y no por nuestra salud?
Podría seguir horas y horas pero no creo que merezca la pena porque la mayoría de los que os acercáis a mi blog conocéis perfectamente cual es ahora nuestra realidad y cuál es la farsa que nos está tocando vivir.
Hoy, tan sólo pretendía que esta Constitución a la que un día admiré y respeté, sepa que estoy con ella. Que no estoy dispuesta a tolerar que la sigan convirtiendo en una prostituta a la que todos utilizan y de la que todos se aprovechan en su beneficio cuando, en realidad, le han robado su identidad, su autoestima y su poder y con ella a todos los ciudadanos que son legislativamente sus hijos; esos hijos que un día se encontraron bajo su protección y que, precisamente por eso, tienen hoy la obligación moral de protegerla..
Tal vez habrá que cambiarle las vestiduras -yo, por ejemplo, sueño con una Constitución Republicana-, lavarle la cara y quitarle esa capa de burdo maquillaje con la que nuestros representantes la han ido embadurnando durante todos estos años; pero, sobre todo, hay que devolverle su espíritu, su razón de ser y su valor para que vuelva a ser aquello para lo que, un 6 de diciembre de 1978, nació.
Y debemos cambiarla entre todos.
Entre todos debemos conseguir que vuelva a ser fiel a sus principios, fiel al espíritu con el que fue votada: el de la justicia, la igualdad, la solidaridad, la verdadera democracia...
Y por eso, precisamente, es que debemos luchar también para recuperar nuestra soberanía; teniendo la certeza de que nosotros, unidos, podemos hacerlo; teniendo muy claro que eso no será posible a través de nuestros representantes porque éstos, ya han demostrado por activa y por pasiva en qué y en quienes tienen puestos sus intereses. Pero sí sabiendo que podemos lograrlo trabajando uno a uno, codo a codo, unidos en las calles, en las escuelas, colegios, universidades, hospitales, juzgados, comunidades religiosas, asociaciones de vecinos, sindicatos, asambleas, medios de comunicación, etc. etc.; desde nuestros puestos de trabajo o desde nuestras situaciones de parados, pensionistas, amas de casa, minusválidos...
Un ciudadano, una persona, es una fuerza trabajando por los derechos de la mayoría y esa mayoría de fuerza solidaria será la que nos dé, finalmente, la victoria y no valen las escusas.
Yo lo creo y espero que vosotros también lo creáis porque esa esperanza es lo único que necesitamos para vencer. 

domingo, 4 de noviembre de 2012

MI PANFLETO #14N

Hacía una buena temporada en que no me acercaba a mi blog. Todo sonaba a más de lo mismo y demasiadas voces decían lo que mi corazón expresaba. También he de reconocer que me estaba refugiando un poco en mi vida interior, que nunca está de más. Pero hoy, de nuevo he encontrado una buena razón para dirigirme a vosotros. Por eso, he elaborado este panfleto en apoyo a la próxima HUELGA GENERAL convocada para el 14 de noviembre. Espero, no sólo que os guste, sino que además os sea útil, pues ni que decir tiene que carece de copyright y que está abierto a que todo aquél que quiera lo utilice con la única condición de que sea en apoyo de esta, nuestra lucha.

HUELGA GENERAL
14 DE NOVIEMBRE
HUELGA DE PROTESTA SOCIAL

AUSTERIDAD=RUINA GENERAL

Asalariados
Obreros
Funcionarios
Comerciantes
Autónomos
Pequeños empresarios
Parados
Pensionistas
Amas de casa
Estudiantes

SECTOR PÚBLICO Y PRIVADO
NOS QUIEREN POBRES, ENFERMOS E INCULTOS
Todos formamos parte del mismo efecto dominó.
Si cae uno, caemos todos.

SÓLO QUIEN NO LUCHA, PIERDE LA BATALLA

Los actuales Gobiernos europeos se han confabulado bajo la fórmula del “Neoliberalismo” para, con la escusa de una “crisis”, imponer un modelo social basado en el dominio del capital frente al modelo anterior que fundamentaba el progreso en la persona y en sus derechos personales y colectivos.
A pesar de que la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU y otras tantas “Declaraciones Internacionales” (pasando por nuestra Constitución) se han esmerado en plasmar en papel durante todo el siglo pasado una serie de derechos inherentes al ser humano y a su dignidad, a día de hoy, los más ricos y poderosos de este mundo, bajo el protectorado del dinero y el pseudónimo de los “mercados”, están arrastrando a nuestras sociedades a una creciente pobreza y esclavitud de la que sólo los grandes capitales y los grandes capitalistas salen beneficiados. Para ello, a las clases menos favorecidas nos lo van quitando todo, desde la reciente prosperidad hasta los más básicos derechos personales, sociales y laborales.
Los bancos, principales causantes de la “estafa” con el beneplácito de la clase política, son los que, no sólo no están pagando su irresponsabilidad, sino que en vez de pagar la deuda que merced a sus prácticas especulativas tienen ahora con el resto de la banca europea o mundial, son rescatados en condiciones privilegiadas. Y siguen sin facilitar créditos. Mientras, a los ciudadanos sólo nos pasan la factura; a quienes no tienen ya nada, en forma de miseria o desahucios; al resto, en forma de recortes en lo que cubría nuestras necesidades más básicas, de impuestos y de tasas (incluso para obtener el beneficio de la justicia que debería ser universal e igual para todos).
Una parte importante de los políticos ha abusado de su situación de privilegio por representarnos y: o ha metido mano en las arcas públicas lucrándose (ellos y/o sus amiguetes) con el dinero que con tanto sacrificio aportaron los ciudadanos en beneficio de su sanidad, educación, atención de sus mayores y de los más desfavorecidos, etc, o lo han despilfarrado llevando a cabo una pésima gestión de nuestros recursos. Y no obstante, la mayoría sigue en los mismos o similares puestos, viviendo a nuestra costa.
Los grandes empresarios y los que hicieron o ya tenían grandes fortunas, en vez de contribuir, han enviado su ganancia a paraísos fiscales obteniendo como recompensa una amnistía fiscal que ni siquiera les interesa utilizar o unas condiciones fiscales privilegiadas con la escusa de que no se lleven un dinero que parece ser sólo de ellos y para ellos.
Nuestro propio Gobierno presentó un programa electoral (exclusivamente para conseguir nuestros votos) basado en mentiras y que en nada se parece a las decisiones y a las leyes con las que ahora nos quiere hacer comulgar. Y todo ello, sin apenas negociación, merced a esa mayoría absoluta obtenida con engaños.
¿Hasta cuánto vamos a aguantar? ¿A qué vamos a esperar para decir que no vamos a tolerarlo? ¿A que nos roben toda la soberanía que nos otorgó nuestra Constitución?
Debemos unirnos para dejarles claro que son nuestros representantes y no nuestros amos y que: o velan por nuestros intereses o utilizaremos las herramientas a nuestro alcance para que así lo hagan.
Dos de esas herramientas con las que nos dotó la Constitución son el Derecho de Huelga y el de Manifestación. Por eso te pedimos que te unas a nosotros y el próximo día 14 de noviembre, hagamos una huelga general en la que todos unidos, paremos el país.
POR EL VERDADERO DERECHO AL TRABAJO Y A LA VIDA DIGNA. POR TODAS LAS PERSONAS HONRADAS, HUMILDES Y TRABAJADORAS DE ESTE PAIS Y DEL RESTO DE EUROPA.

SÍ SE PUEDE, SÓLO HAY QUE QUERER, APOYAR Y LUCHAR

jueves, 27 de septiembre de 2012

MI EXPERIENCIA #25S


Desde la primera vez que oí hablar de “Okupa el Congreso”, tuve claro que quería estar allí.
Por supuesto, lo entendí de modo metafórico y, por supuesto, de ninguna de las maneras era mi intención entrar al Congreso y sentarme en uno de aquellos aterciopelados asientos y empezar a administrar justicia, proclamar leyes ni establecer un nuevo orden constitucional.
Mi idea era tener un espacio y un momento donde poder gritar mi indignación y poder decirle directamente a este Gobierno -que consiguió mayoría absoluta en las urnas, sí, pero tras 8 años de absurda e incompetente oposición con el único objetivo de lograr el poder y tras una campaña electoral plagada de mentiras- que esta política que estamos sufriendo, no tiene absolutamente nada ni de justa ni de democrática y que mientras me quedase voz, no iba a dejar de pedir su dimisión.
Tampoco es que tuviese muy claro cuales eran las reivindicaciones concretas pero sí creía “a pies juntillas” que se promovía desde un entorno pacífico, solidario y hambriento de justicia como tantas otras manifestaciones y protestas en las que había participado y en las que sólo la actuación policial había conseguido romper la armonía de la reivindicación.
Después vinieron los rumores de que detrás estaban movimientos de ultra derecha. Lo cierto es que empecé a poner un poco más de oreja -porque para nada hubiera querido apoyar a semejante fauna ni siquiera con el pensamiento- pero pronto me di cuenta de que eso no era ni podía ser verdad, así que seguí en mis trece, erre que erre, de que había que apoyar.
Después vinieron los matices, las divisiones, los acuerdos y finalmente parecía que la convocatoria estaba perfilada al más puro estilo de mi reivindicación. Ya había decidido que quería ir pero entonces ya si que decidí que no podía faltar.
Pero había una parada intermedia antes del #25S, la macro manifestación sindical del #15S. Tal vez si hubiera resultado un éxito y dado que mi compañera estaba de vacaciones y que por tanto no parecía razonable que yo pidiese el día, habría renunciado a asistir.
Pero claro, aquello fue casi un sueño. Y cuando al día siguiente de la paliza a Madrid, en el Telediario 24 horas del domingo, vi que dedicaban el mismo tiempo a un grupo de mindunguis con una bandera de España que acudían a entregar una carta a no sé quien protestando por la excarcelación de Bolinaga, que a los miles de personas que habíamos pasado muchas horas en autobuses y otras buenas horas bajo el implacable sol para luchar por los derechos de la mayoría absoluta de los españoles, empecé a pensar que efectivamente, iba a tener que ir.
Después llegaron las noticias de detenciones de los promotores del #25S; detenciones por portar pancartas en apoyo de dicha protesta; el acoso que estaban sufriendo los lugares y sedes donde el #15M ejercía su magnífica e importante labor social y política (que estaban siendo literalmente desmontados) y decidí que, pesase a lo que pesase, no podía faltar, aunque he de reconocer que en algún momento llegue a flaquear por si semejante osadía podía perjudicar el futuro de mi familia, de mis hijas, en caso de que me detuvieran con cualquier imputación de delito real o figurado.
Pero como soy persona razonable, triunfó la razón. ¿Estaba dispuesta a vivir con miedo y a que mis hijas vivieran con miedo el resto de su vida? Pues no. Valía la pena arriesgarse.
Al llegar a Madrid, el ambiente era fantástico y no menos fantástico cuando a las 18:00 horas comenzó a llenarse la plaza de Neptuno de miles de personas como yo, con la misma indignación, con la misma sed de justicia, con los mismos deseos de una democracia de verdad por y para el pueblo y con las mismas quejas contra los mismos delincuentes: los que desde sus estamentos de poder, político y económico -o ambas cosas pues ya nadie es capaz de separarlas-, estaban haciendo a la mayoría humilde de ciudadanos pagar una crisis de la que no eran culpables; desde el robo de los derechos laborales, los recortes en sanidad y educación hasta la recesión que pone cada día más en peligro la supervivencia de más y más hermanos en este país.
Lógicamente, las sospechas también se confirmaron. Estaba claro que cuando habían montado tal despliegue policial bajo supuestas sospechas de “golpe de estado” y de “ataque a las instituciones o a sus representantes” -aun a sabiendas de que la convocatoria procedía del ala más pacífica y razonable de la sociedad española- había que justificar dicha exageración represora.
Lo que menos de todo quería creer es que la guerra iba a tener en los dos bandos a los mismos contendientes: las personas que tienen a su cuidado nuestra seguridad.
Tuve suerte de ir muy bien acompañada y aconsejada para evitar el peligro y, como no soy de las que dan pero tampoco de las que van dispuestas a recibir, logré eludir los brutales ataques policiales.
Viniendo en el autobús de vuelta a casa, los videos que iban subiendo a tweeter y las noticias que llegaban me hicieron recordar la represión, franquista o de cualquier otro poder totalitario y dictatorial, y el terrorismo de Estado de los GAL, pero aun así no me lo quería creer: “autodefensa personal”. Supongo que muchos españoles también la están utilizando para no salir a protestar.
El video de #esteescompañero, lamentablemente me lo confirmó. Los policías que se infiltran en las manifestaciones han de hacerlo entre la masa y para controlar los posibles disturbios entre los manifestantes, para salvaguardar su seguridad. Cuando se ponen enfrente de sus compañeros no es para ayudarles, porque los acorazados y armados no necesitan la ayuda de encapuchados desarmados. No se me ocurre para que otra cosa estaban allí salvo para reventar lo que era y es una reivindicación ciudadana justa y pacífica. No se pueden cerrar los ojos a la realidad.
Por eso ahora, más que nunca, tengo claro por qué hay que luchar. Porque si ya tenía pocos motivos, añado uno más. Hay que luchar contra este injusto e inhumano sistema que, entre otras muchas cosas, no sólo protege sino que alaba esta forma de represión y permite que "pase sin que nada pase".
No creo que vuelva a Madrid el #29S; espero poder apoyar desde Valencia. Ya no es que anime a que la gente vuelva a rodear el Congreso porque no creo que haga falta si los videos y pruebas de la aberración no lo han conseguido. Pero creo que está claro que, o estás con ellos o estás contra ellos.
Esta mañana lo ha dejado bien claro nuestro amo Rajoy que además pretende decir que los que se callan, están de su lado.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

TERRORISMO


Hay cosas que se escapan a mi comprensión y a mi tolerancia. Tampoco demasiadas ¡no vayáis a creer!. Intento entender y respetar casi todo.
Una de ellas, por no decir la que más, es el TERRORISMO. También podría mencionar la guerra que es la madre de todos los terrorismos, pero, últimamente, entre unas realidades y otras, me cuesta mucho distinguir.
Quienes me conocéis sabéis que mi voluntad es morir antes que matar o utilizar la violencia para defender aquello en lo que creo; porque por supuesto, no habría cosa que fuese más allá de mis principios que eso. Y dicho ello desde la más absoluta humildad; reconociendo que hay situaciones en que uno puede llegar a dejar de ser dueño de sus actos y ocasiones en las que opinar es vano, pues de no vivirlas en nuestras propias carnes, es impredecible nuestra reacción; por supuesto también para mí.
No obstante, en este presente que vivimos, veo que el terrorismo es un arma. Y no es sólo que haya individuos o grupos que lo utilicen para conseguir sus objetivos, sino que, dicha Institución en sí, está siendo utilizada de unos y de otros bandos como arma arrojadiza en una guerra a la que no veo fin.
Me explico. Todos los bandos utilizan a las víctimas en su propio beneficio convirtiéndolas en mártires o criminales dependiendo de la posición, de la nación, de la ideología o del interés desde el que se miré. Todos piden respeto y justicia para las víctimas mientras ninguno de ellos las deja descansar en paz. ¡Si hasta en nuestro propio país hay dos asociaciones de las mismas víctimas enfrentadas entre sí y exaltadas o vapuleadas según de que lado ideológico se decanten! De auténtica vergüenza para las propias víctimas, si me lo permitís.
Todo esto ha venido a cuento de Bolinaga. No voy a tomar ningún partido ni en contra ni a favor de su excarcelación. Por supuesto tampoco de parte de ETA ni del franquismo ni del terrorismo de Estado; ni del genocidio de Irak, de Siria o Afganistán ni del de las Torres Gemelas; ni de la dictadura de Pinochet o Videla; ni de la dictaduras chinas o rusas; ni del Gobierno Colombiano ni de las FARC o yo que sé de cuanto y tanto terrorismo más. Millones de víctimas en este Planeta; sin olvidar las queridas Centro y Sudamérica o las siempre masacradas Africa o Asia.
Me voy a quedar en casa que es la realidad que más conozco. No se puede criminalizar a ETA mientras se ocultan y no se hace justicia con las víctimas del franquismo, ni se puede justificar de ninguna de las maneras la violencia de ETA sobre seres humanos en defensa de ninguna justicia y libertad. Y mucho menos utilizar a unas y otras para sacar rentabilidad política. No al menos con respeto a las víctimas.
Eso es lo que creo y eso es lo que os quería decir.

sábado, 8 de septiembre de 2012

A LA MIERDA LA SEGURIDAD


Hay un Principio en Derecho denominado “Seguridad jurídica”.
Desafortunada o afortunadamente, no he tenido la suficiente oportunidad como para interiorizar todo aquello que aprendí cuando lo estudiaba y no puedo precisar con exactitud en qué consiste ciertamente dicho Principio. Tan sólo llego a recordar lo que en su momento entendí que aquello significaba.
Venía a ser algo así como que el ciudadano tenía SEGURIDAD porque las leyes determinaban cuales eran o podían ser las consecuencias de sus actos, cuales sus garantías, cuales sus derechos, etc, etc. En definitiva, en qué forma podían las personas desenvolverse en esta sociedad, sabiendo de antemano que la legislación las protegía siempre que actuasen dentro de la legalidad. Y teníamos derecho a ella.
Sin embargo, en este presente que nos ha tocado vivir, a menudo me preguntó qué es lo que queda de dicho derecho.
Desde que nuestros poderes políticos nos certificaron que estábamos en crisis, las medidas legislativas se suceden semana tras semana trastocando lo que, hace apenas dos años, era nuestra realidad jurídica; primero de manos del PSOE y ahora de manos del PP.
Por aquel entonces, me disponía a intentar disfrutar y ser feliz en esta vida con lo que el destino me había dejado de ella y contaba para tal propósito con los medios que mi esfuerzo y sacrificio habían puesto a mi disposición.
Tenía la seguridad de que había llegado por fin el momento de vivir con un poco más de tranquilidad y de dignidad. Mi marido y yo habíamos conseguido, a base de esfuerzo y de estudio, dos salarios fijos que, si no muy suculentos, nos permitían al menos hacer frente a todos los compromisos económicos que habíamos adquirido con prudencia y responsabilidad. Creíamos además que podíamos proporcionar a nuestras hijas un futuro, tal como nosotros habíamos visto a nuestros padres intentar hacer para nosotros, con mayores o menores posibilidades.
Por fin, todo parecía estar tranquilo. Los recuerdos se habían alojado en mi mente y habían inundado de dolor mi alma pero al menos creía tener la oportunidad de seguir luchando para que el mañana fuese un poquito mejor. No pedía mucho en realidad; tan sólo un poco de serenidad y de dignidad y -tal vez- hacer lo que muchos otros habían hecho antes y que yo -por diversas circunstancias- aun no había podido hacer; dos cosas que me parecían apasionantes: conocer un poco más el mundo que existía un poco más allá de mi lugar de residencia y acabar mis estudios de Derecho para seguir promocionando en mi profesión.
Pero, de repente, sin comerlo ni beberlo y sin que ni mi forma de vivir ni de actuar hubiese cambiado ni un ápice, me vi envuelta en una vorágine de cambios que al principio parecían no tener nada que ver con mi vida pero que pronto descubrí cuán lejos estaba de saber hasta qué punto podían cambiarla.
Pero no poco a poco concediéndome plazos para adaptarme a las nuevas circunstancias, sino, de la noche a la mañana, cómo un auténtico vendaval.
Ahora miro dos años atrás y no reconozco mi presente. Ya no sé de qué voy a tener oportunidad; ya no sé si podré pagar la universidad de mis hijas; ya no sé si podré afrontar todos los pagos que siempre, siempre desde que tengo uso de razón, afronté a primeros de mes, antes que disfrutar, antes que vestir, antes que comer si fue preciso; ya no pienso en viajar, apenas ni en ir al cine ni alternar; ya sólo pienso en qué decidirán el próximo viernes una serie de individuos, que dicen llamarse mi Gobierno, alrededor de una mesa.
Mientras, yo sigo en mi mismo puesto de trabajo, haciendo las mismas cosas con mucho menos sueldo, la mitad de ilusión y el doble de miedo a perder todo lo que tengo; porque con las armas que hemos puesto a su alcance, lo pueden hacer; está claro que lo pueden hacer.
De hecho, a millones de personas de nuestro país, ya se lo han hecho; y a muchos otros millones de ciudadanos de los países de nuestro entorno, se lo han hecho ya más y mucho más. Y lo más triste de todo es que la única posibilidad que nos dejan de poder dilucidar cuál puede ser nuestro mañana, es mirar precisamente a esos otros hermanos, porque en nuestro país, nadie, y digo nadie, nos dice la verdad.
Y tal vez aun hay otra cosa peor. Todas estas medidas económicas y legislativas, lo que realmente hacen es crear más y más inseguridad; más miedo, más dolor y más desigualdad. Porque está claro que ya nadie en este país puede decir que todos los ciudadanos somos iguales ante la Ley porque todos y cada uno de nosotros sabemos que eso es: UNA GRAN MENTIRA.
Nadie pone a los becarios de FAES y demás Fundaciones a trabajar en los montes porque reciban subvenciones; ni a los partidos políticos; ni a las organizaciones sin ánimo de lucro. ¡No, claro! limpiar el monte o apagar incendios, no produce beneficios económicos; más bien, de haberlos, han debido estar más en que se quemen.
Nadie pone a trabajar a los mercenarios de la Santa Iglesia Católica y Apostólica; para ellos queda sólo predicar -que no con el ejemplo- y manipular apoyando la política de “a Dios rogando y con el mazo dando”; ni a los hijos de los ricos que no pegan un palo al agua porque se mantienen con lo que sus papas ganaron a nuestra costa.
Nadie pone a trabajar en los montes a Urdangarín que tanto y con tanta desvergüenza nos ha robado amparándose en su política Familia Real; ni a los imputados en delitos financieros; ni a los políticos corruptos ni a tantos como han estafado y defraudado. ¡No! a todos esos se les protege. A muchos de ellos, precisamente, se les ha facilitado la amnistía fiscal. A todos esos que son los que nos han privado de los medios necesarios para luchar contra el fuego, entre otros muchos de los beneficios de aquel Estado de Bienestar que pagamos entre todos.
¡No¡, para el trabajo sucio tenemos a los parias de la sociedad; los parados que un día tuvieron la esperanza de vivir de su trabajo con dignidad y que de la noche a la mañana lo han perdido todo y encima pretenden vivir del cuento.
Esos son los parásitos hoy en día para nuestras leyes.
Y los funcionarios que no dejaron de trabajar y de madrugar ni cuando hubo ni ahora que no hay. Y los pensionistas, muchos de los cuales levantaron este país de la ruina a la que, en aquella ocasión, le llevó una injusta y sanguinaria guerra civil aun sin culpables. Y los inmigrantes que cotizaron a la Seguridad Social y fueron explotados y utilizados por esos mismos banqueros y empresarios a los que hoy la crisis no permite crear empleo si no es con mano de obra esclava.
A nadie se le escapa ya dónde está aquella seguridad constitucional; la jurídica, la personal y la social. En manos de quienes acceden al poder con mentiras. Poder que utilizan a su antojo porque ninguna de todas nuestras leyes nos concede ni siquiera la SEGURIDAD JURÍDICA de saber que, quienes se llamaron a representarnos y a decidir nuestros destinos, harán lo que prometieron cuando pedían nuestros votos.
Y la utilizan contra todos los humildes de este país porque ellos, los ricos, los que sólo están un escalafón más abajo de su Dios, saben como sacar a España de esta crisis en la que, todos los que hoy no sufren ni una sola consecuencia, nos han hundido.
Por eso una vez más os llamo a acudir a las protestas del #15S Y #25S; porque nos quieren inseguros, aterrados y manipulados para someternos y es nuestra obligación social y ciudadana no agachar la cabeza y consentir. Por no decir nuestra única posibilidad de sobrevivir.

sábado, 18 de agosto de 2012

#25S RODEEMOS LA JAULA DE LOS LEONES


Los que me conocéis ya sabéis que, en general, soy una persona con escasa preparación. Por eso, cuando comencé a oír hablar de la crisis, no sabía muy bien de lo que estaban hablando.
También es cierto que llevaba dos años desconectada de la realidad, dedicada al cuidado de mi madre enferma y soportando otros fuertes avatares de la vida que me habían dejado prácticamente fuera de juego.
Tan ignorante e inocente fui, que llegue a dar la razón a Zapatero cuando pretendía negar la crisis porque yo creía que si en la conciencia de la gente se asentaba el miedo, comenzaría a retraerse el consumo y que ello conllevaría un efecto contractivo de la economía, pues, al descender la demanda, descendería la producción y con ello se generaría paro y así si llegaría de verdad la crisis. En fin, tal vez ciertas nociones básicas de economía que algún día intentaron enseñarme y que se ve, no entendí muy bien.
Cierto es también que no podía sospechar que aquella crisis que yo sólo veía en el contexto de España, nada tenía que ver con nuestra propia economía sino que venía orquestada desde América por una serie de movimientos especulativos del dinero que eran los que en realidad habían ocasionado una crisis, no solo económica, sino financiera mundial.
Sí que llevaba mucho tiempo oyendo hablar de que la burbuja inmobiliaria algún día iba a estallar pero poco podía imaginar que dicha explosión iba a afectar a los humildes ciudadanos que habían comprado sus viviendas, sus hogares, a los precios que marcaban los mercados; más bien creí que afectaría, precisamente, a todos aquellos que se habían hecho multimillonarios a base de esa especulación. ¡Que feliz es la ignorancia!, lo reconozco.
A mí los bancos, desde que empecé a tener relaciones con ellos, he de reconocer que siempre han tratado de engañarme. La primera vez lo consiguieron de pleno; las siguientes les costó un poquito más porque como dice el refrán: el gato escaldado, del agua caliente huye; y aun así, como no todos hemos estudiado económicas, me ha tocado ver de todo un poco: desde preferentes camufladas en un plan de ahorro que tenía mi madre, hasta oferta de préstamo -supuestamente acorde con mis ingresos- muy por encima de mis posibilidades (al menos las que me han dejado hoy) que por supuesto rechacé más por mis experiencias personales que por el interés del banco, que sin duda era hipotecarme más.
Por todas estas cosas y porque soy una persona corriente, tengo la teoría de que a la gran mayoría de la ciudadanía, se le ha engañado. Se le ha hecho creer que podía acceder a todo -mientras les interesaba para obtener beneficios a su costa- y se les ha quitado después todo para no dejar de obtener beneficios o para tener menos pérdidas, o simplemente porque les interesaba que fuésemos nosotros, los humildes, los que pagásemos las consecuencias de sus malas prácticas políticas, económicas y financieras.
Y mientras, ¿qué han hecho y hacen los poderes públicos?
Dejando atrás la etapa de la transición (por llamarlo de alguna manera -reconozco que poco realista porque en realidad fue una guerra-) de la II República (un gobierno elegido por el pueblo por mayoría, tan legítimo o mas que el que sufrimos en la actualidad) a la dictadura militar (que la democracia aun no ha juzgado -ni, por lo que se va viendo, hará-) paso a la etapa de la otra transición: la transición a la democracia; la entrega de la soberanía a los ciudadanos tras “40 años” de fascismo y represión.
A partir de ahí, casi todo bien. El pueblo español se dota de una Constitución. Por supuesto una Constitución de consenso adaptada a las circunstancias históricas; elaborada entre: el miedo a un nuevo golpe de estado con la consecuente continuidad del régimen franquista (tal vez encabezado por el heredero de Franco, Don Juan Carlos I, como hubiera sido el sueño de aquel) y la creencia mayoritaria de quienes por entonces detentaban algún poder, de que España no sería admitida internacionalmente si seguía gobernada por un dictador.
Así se logró armonizar un texto en el que se reconocía el pluralismo político, el derecho al autogobierno de las CCAA -históricas y no-, los derechos y libertades reconocidos internacionalmente, la división de poderes, las elecciones libres, los principios que debían regir la actuación de nuestros poderes públicos (derechos para todos: a la sanidad, a la educación, al trabajo, a una vivienda digna, etc.). Todo esto dicho un poco de memoria, pues no intento hacer un análisis de derecho constitucional sino recordar cuál fue el espíritu que en su día se otorgó a la Carta Magna, Ley Suprema y Superior a la que debían someterse el resto de las leyes que posteriormente habían de organizar el funcionamiento de la sociedad española. Así se articulo como forma de Gobierno la Monarquía Parlamentaria en la que al Rey se le otorgaban unos mínimos poderes de representación y cuyos actos, debían ser todos refrendados por el Gobierno o las Cortes, estas últimas máxima representación del pueblo español.
Hasta ahí todo más o menos bien. Hasta hubo un tiempo en que pareció que la cosa podía funcionar y que por fin España, tras esos 40 años de dictadura, volvía a recobrar el estatus democrático que nunca debió perder.
Pero pronto empezaron a destacar dos partidos políticos -por encima del resto del pluralismo político- que vieron como, merced a una Ley electoral y a un sistema electoral no del todo justo (bajo mi punto de vista), aprovecharon la posibilidad de irse repartiendo paulatinamente el pastel en sus diversas legislaturas en alternancia; aprobaron leyes y más leyes que entre otras muchas cosas, les afianzaban en sus privilegios y beneficios políticos mientras cada legislatura se iban alejando más y más de los ciudadanos a quienes representaban. Así fueron erigiéndose en auténticos detentadores de la soberanía y relegando al pueblo al mero papel de introducir cada cuatro años el voto en una urna; eligiendo a quienes ellos habían elegido para que eligieran y jugando al quitate tu que me pongo yo y, de paso, todos mis amiguetes. Así fueron creando más y más puestos políticos donde antes no los había y apoderándose cada día un poco más de la Administración y de paso del poder judicial, mandando al traste la supuesta división de poderes.
De ahí a la corrupción, un paso. Unos más, otros menos, todos han sacado provecho de su posición de poder mientras han detentado la mayoría. Unos y otros han conseguido ponerse de acuerdo para sacar adelante todas aquellas medidas que consolidaban sus posiciones de privilegio. Así, con ese modelo, han quedado prácticamente fuera de la participación política otros muchos ciudadanos que a pesar de suponer millones de votos, para nada consiguen la representación proporcional que les corresponde. Eso sí, sin ninguna intención por parte de uno ni de otro de los mayoritarios de que esto se cambie, porque puede poner en peligro su soberanía permanente, y eso, por supuesto, no les interesa.
Cuando cada uno de ellos ha ocupado el papel de oposición, ésta consistía en llevar sistemáticamente la contraria al otro con el único fin de conseguir en la siguiente legislatura, ser ellos los que ocupasen los puestos de gobierno y de poder. Y así una legislatura detrás de otra.
De esta forma (dejando atrás la transición y a Suarez, que bastante tiene ahora el pobre), Felipe González nos metió en la OTAN -al menos con referéndum- y en Europa. Aznar se amigó con los todopoderosos norteamericanos y nos trajo la burbuja inmobiliaria -que tanto perjuicio nos está causando hoy en día- y se permitió el lujo de embarcarnos en la guerra de Irak. Zapatero, con su tolerancia, no tuvo los suficientes cojones, o no supo, o no le interesó políticamente poner freno a los desmanes que cada día se cometían más y más, y con -esta vez sí- el consenso con el PP, trasladó nuestra soberanía económica a Europa.
Y para postre, como castigo a Zapatero por su inacción y tras 8 años de vergonzosa oposición que consistía en decir todo lo contrario de lo que aquel hacía y decía -incluso con resentimiento porque ya en el 2004 se las prometían muy felices- y con una campaña electoral plagada de mentiras con el único objetivo de hacerse con el poder absoluto, nos llega Rajoy, un político de lo más digno que tan pronto obtuvo dicho poder comenzó a tomar medidas totalmente contrarias a las que había planteado en su programa electoral.
Y este honrado Presidente -con la escusa de la crisis y de la herencia- aprovechando su mayoría absoluta, ha comenzado rápidamente a legislar mediante Real Decreto lo que le da la “real gana”, (yo creo que incluso saltándose como en una carrera de vallas nuestra Constitución) y de paso, nos intenta meter con colador un ideario que, quizá no a todos, pero sí a un número importante de quienes le votaron, para nada le interesa, porque creo que le votaron simplemente con la esperanza de que, tal como prometía, les crearía puestos de trabajo, y ello a pesar de que, aunque él decía que no prometía milagros, era poco menos que prometer eso.
Y mientras tanto, mientras todos los ignorantes ciudadanos no nos dábamos cuenta de la que se nos venía encima porque vivíamos “por encima de nuestras posibilidades”, nuestros honrados y dignos representantes -desde la más rica de las CCAA al más pobre de los Ayuntamientos- se han dedicado a despilfarrar en macro-obras faraónicas sin sentido, en lujos y ostentaciones innecesarias, en circo, etc. etc. (que si pongo el cazo, algo cae), el dinero que con nuestros impuestos la mayoría habíamos aportado para poder tener una sanidad pública y de calidad para todos, educación, servicios públicos e infraestructuras necesarias para el bien común. Y es que, “una mayoría”, creo yo, tampoco pedimos mucho más.
Y a todo esto, ninguno de todos aquellos que han esquilmado las arcas públicas -bien para quedárselo, bien por pésima gestión- son responsables de nada. Es más, la gran mayoría de ellos siguen ocupando los mismos u otros cargos públicos sufragados por todos nosotros.
Y los juzgados atestados de casos y casos de corrupción política, de defraudadores, de ladrones de guante blanco, hasta de banqueros; eso sin mencionar a quienes, legalmente, se les ha concedido amnistía fiscal y se les ha facilitado la limpieza del dinero negro obtenido -incluso mediante actos delictivos-, o quienes han conseguido poner, los millones estafados durante la bonanza, en paraísos fiscales. Casos muchos de ellos que ni siquiera se perseguirán porque encima desmantelan las unidades públicas que las investigan. Casos algunos de ellos que han salido a la luz de tan gran y tan grave desvergüenza y que tardarán años en resolverse.
Y lo más lamentable de todo es que la mayoría de todos esos casos se resolverá, como siempre, a favor de los que más dinero tienen para poder gastarse en comprar testimonios o lo que haga falta; en falsificar; manipular; en pagar al mejor equipo de abogados en su defensa, abogados que recurrirán y recurrirán y jueces que interpretarán la ley y lo admitirán; situación ésta -y “manda huevos”- que les permite y permitirá seguir viviendo como reyes.
Mientras, 1.700.000 familias – de momento- no perciben ni un sólo euro de ingresos como consecuencia de esta crisis; crisis de la que aquellos, -como gestores de nuestro dinero público o como especuladores o como ladrones que la han permitido o provocado- son los únicos culpables. Y encima nos llaman vagos a nosotros: a los trabajadores, a los funcionarios, a los parados..., porque sólo ellos, los todopoderosos políticos y grandes financieros y empresarios han hecho y hacen bien las cosas en este país y en el mundo.
Y en esas nos encontramos ahora. Viendo como se ríen a pleno pulmón de nuestras quejas, protestas y manifestaciones. Manipulados por los medios de comunicación que están a su servicio y comiéndonos con patatas todo lo que nos quieran imponer. Sin otra posibilidad legal para luchar que esperar a que acabe la legislatura y a que, de nuevo, los ignorantes castiguen -si se acuerdan de todas las atrocidades que ahora sufren- al PP; los mismos que el 20N le dieron la mayoría absoluta y que se dejarán una vez más manipular y concederán otra vez al PSOE una mayoría para seguir haciendo el mismo juego; y esperemos que al menos esa mayoría no sea absoluta para que pueda haber consenso: su consenso.
Pero para entonces, muchos ya habrán muerto, otros muchos emigrado y otros estarán en la calle, víctimas propiciatorias de la cárcel porque la pobreza, la escasa y mala educación recibida o no recibida, no les abrirá las puertas de un puesto de trabajo digno; o porque el precio de su sudor será a precio de esclavo y se convertirán en anti-sistema. Pero en otro tipo de anti-sistema muy diferente de los que ahora pretendemos movernos para decir BASTA YA¡ a tanta mentira, abuso e injusticia.
Yo no voy a llamar a nadie a que el #25S se una a ningún movimiento que pretenda derrocar con violencia el orden establecido -soy pacifista hasta la médula- pero si quiero dejar constancia de que, con la inocencia que me caracteriza, considero legítima una protesta en los alrededores del Congreso pidiendo la dimisión de este Gobierno que considero ilegítimo y solicitando la convocatoria de unas nuevas elecciones democráticas que devuelvan al pueblo la capacidad de decisión sobre el futuro que unos cuantos ya han decidido que es el que nos conviene a todos.
Porque creo que por encima de la economía, están los derechos humanos, la dignidad y la libertad. Y creo también que si la economía capitalista no está al servicio de todos en unas mínimas condiciones de justicia e igualdad, este sistema capitalista hay que cambiarlo YA¡¡¡
Por eso digo que a esa llamada pacífica, acudiré; porque por encima de muchas otras cosas importantes que hay en la vida, están mis principios.

miércoles, 25 de julio de 2012

#REFERENDUMCONFIANZA


Llevo días con ganas de escribir en el blog pero sin decidirme por un tema concreto. Y es que hay tantos flancos abiertos que es difícil decantarse por uno u otro de los graves problemas que atenazan nuestra sociedad.
Sin embargo, los que vais siguiendo un poco mi trayectoria, sabéis bien que hay uno que me preocupa especialmente porque atañe a la base de la posibilidad de que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos. Es la democracia y el ideal de la libertad, la justicia y la igualdad.
En una sociedad en la que los ciudadanos no tienen democracia, es decir, no tienen la posibilidad de elegir a quienes representen sus necesidades o sus problemas y a quienes dirijan su vida en sociedad, es ciertamente difícil que se pueda hablar de derechos ni de libertad. Si los ciudadanos no pueden exigir responsabilidad a quienes les gobiernan, son personas sometidas al imperio de un poder. Y están claramente en manos de ese poder que es quien decide lo que está mal y lo que está bien, lo que se puede o no se puede hacer y quien tiene derecho y quien no y a qué.
Eso es sinceramente lo que más me preocupa actualmente; y me preocupa incluso más que la marcha económica del país -que ya es decir, porque francamente, parece que la cosa se pone cada día más fea- porque, usando el simil neoliberal de la “familia” que se ha usado para explicar que no se puede gastar mas de lo que se gana porque eso es vivir por encima de las posibilidades, se puede igualmente utilizar para analizar la forma de afrontar la salida a esta crisis desde otros parámetros.
En una sociedad democrática, como en una familia, lo importante no es hacer lo que unos creen que está bien; lo importante es trabajar todos en conjunto para que toda la sociedad esté bien, aportando cada uno aquello en lo que pueda ser útil y llegando a acuerdos para lograr el bienestar para todos o al menos para la gran mayoría; respetando las diferencias de gustos y de opinión de forma que cada miembro pueda tener cubiertas sus necesidades básicas y pueda además vivir en libertad.
Si la familia está pasando un bache económico pero está unida, con el trabajo de todos conseguirá salir adelante. Si hay que renunciar a determinados caprichos o incluso a determinadas comodidades, esa familia lo hará de buen grado con la mirada puesta en un futuro mejor para todos y probablemente saldrá adelante todavía más reforzada.
Pero si el padre cree que sólo él sabe lo que hay que hacer, no escucha al resto de sus miembros y les trata desigualmente a la hora de trabajar o de sacrificarse para que la familia salga adelante y además les impone ese criterio basándose en que es el cabeza de familia, puede ser que también su economía salga adelante pero sus miembros habrán perdido su libertad, la igualdad en sus derechos, la justicia y probablemente permanecerán juntos pero difícilmente habrá fraternidad.
Hacia ese modelo de familia es hacia el que veo que caminamos actualmente. Y sin embargo, el símil creo que todavía se queda corto.
Nuestro Presidente, Rajoy, creía que era el instrumento adecuado para sacar a España de la crisis (por no decir simple y llanamente que quería a toda costa acceder al poder) y consiguió convencer a un número suficiente de votantes de que era capaz de hacerlo, tantos que obtuvo la mayoría absoluta en el Congreso. Para ello utilizó un programa y una campaña electoral en la que planteaba en qué forma iba a hacerlo.
Sin embargo, apenas llegó al poder, empezó a desdecirse de todo lo que había dicho en campaña y no sólo se desdijo, sino que empezó a tomar prácticamente todas las medidas contrarias a las que dijo que iba a tomar.
Y todo ello con una torpeza tan manifiesta y rodeado de un equipo tan torpe (por no decir impresentable en su mayoría) que España, Europa y el mundo, empezaron a desconfiar de él. Unos aluden a esa torpeza pero muchos otros, como yo, estamos convencidos de que se coge antes al mentiroso que al cojo.
Tengo la sensación de que mucha de aquella gente que depositó en él su confianza, también la ha perdido pero muchos más que creyeron sus mentiras, se sienten estafados.
Siempre he pensado que en democracia, cuando un Partido Político presenta un programa electoral y el Gobierno que ha formado se da cuenta de que no va a poder cumplirlo -por los motivos que sea- debería dimitir, elaborar un nuevo programa adaptado a las circunstancias sobrevenidas y obtener de nuevo el respaldo de los ciudadanos. Pero, hoy en día, parece que la única que vive en los mundos de yupi soy yo, porque la gran mayoría de los representantes de los ciudadanos parece acatar y hacerse cómplice de este vergonzoso robo de nuestra soberanía. Creo que ese peligro es aun más grave que el perjuicio económico que esta crisis nos puede provocar.
Está claro que hoy en día España es una patata caliente que pocos se atreven a coger y por eso creo, sinceramente, que la democracia que estamos viviendo es una farsa.
Pero, como eso es poco, entre recorte y recorte y de política injusta a política más injusta -todas dirigidas a que la crisis la pague el grueso de los ciudadanos más desfavorecidos- además tenemos que asistir a ver como nos cuelan el ideario del Partido Popular y si pueden desmantelar lo público y vender España al mejor postor (amiguetes del alma) mejor que mejor. Todo ello aprovechándose de esa misma mayoría absoluta que consiguieron con mentiras cuando, probablemente, la gran mayoría de los ciudadanos q votó al Partido Popular, lo hizo con la esperanza puesta en que, como su antecesor Aznar (vendiendo, por cierto, una ilusión) en cuanto llegase al Gobierno, sacaría a España de la crisis y crearía los puestos de trabajo que cada día más gente demanda en este país. Y sin embargo, vamos de mal en peor.
Por eso creo que los sindicatos no deberían pedir un referéndum sobre los recortes sino que deberían pedir que se convoque un referéndum para ratificar o no la confianza en este Gobierno. Porque algunos entendemos que la democracia es el gobierno de la mayoría pero no creemos que la mayoría que actualmente detenta el Partido Popular haya sido conseguida de forma legítima sino mintiendo y traicionando la confianza del electorado.
Si el Gobierno consigue que la ciudadanía le ratifique la confianza. Aquí paz y después gloria, la mayoría habría decidido su futuro. Si no la ratifica, no queda otra que la dimisión, la convocatoria de nuevas elecciones y luchar unidos para salir de la crisis como una familia democrática.
Podemos seguir como hasta ahora y que salga el sol por antequera pero muchos deberíais preguntaros cual es el modelo de familia que concuerda más con el ideario del Partido Popular y asumir las consecuencias de no hacer nada por evitar que triunfe.

miércoles, 18 de julio de 2012

#19J #ALACALLE

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Ayer recorrí las tierras de la desolación. Miles de hectáreas arrasadas por el fuego entre los pueblos de Altura y Alcublas. Allí dónde hace apenas 15 días el verdor emergía de la madre tierra y la naturaleza tenía vida y poder, hoy apenas queda nada más allá de madera quemada, suelo cubierto de ceniza y vacío; un profundo y doloroso vacío. El negro de la desolación ha sustituido al verde de la esperanza sin que podamos hacer ya nada por evitarlo.
Tal vez, la tristeza que me produjo aquel macabro espectáculo ha provocado que hoy me sienta menos optimista de lo que debiera pero no puedo quitarme de la cabeza la comparación de aquella desolación con la realidad que nos está tocando vivir.
Lo que un día fue una sociedad que emergía hacía el futuro con la esperanza de un mañana mejor tras años de dictadura y opresión, se encuentra hoy en día, bajo mi punto de vista, en claro peligro de extinción.
La igualdad y la justicia, riego y alimento de la democracia, cada día escasean más; el egoísmo de unos pocos que pretenden acaparar el dinero y el poder, está dejando que la prosperidad se seque a la espera, tras el desastre, de apoderarse de las ruinas y levantarlas, eso sí, cuando ya sean de su propiedad y la poca vida que quede en pie esté sometida a su servicio; quienes deberían prevenir los desastres y proteger nuestras vidas están a las órdenes de los que anhelan que todo se incendié a sabiendas de que, si esto sucede, al menos para ellos habrá alguna que otra tonelada de madera quemada.
Y los humildes ciudadanos, la naturaleza misma de esta sociedad, anclados en el suelo soportando los azotes de los vendavales políticos y económicos; quemados ya por el sofocante infierno de la sequía y arrasados muchos de ellos por el fuego cruelmente provocado a sus espaldas; desorientados, sin encontrar la salida; prisioneros de las leyes que un día debieron servir para protegerles del fuego pero que hoy les niegan el agua que por justicia debería provenir de su soberanía y les cierran cualquier posibilidad de moverse bajo amenaza de que, si algún bosque pretende sacar sus raíces de la tierra, corre el peligro de ser arrasado por sus brigadas forestales.
Y nosotros, los pobladores de los bosques, incapaces de darnos cuenta de que tanto los pinos, los robles o los alcornoques, como las retamas, la maleza, las amapolas e incluso los cardos, formamos parte de esa misma naturaleza; incapaces de interiorizar que sólo con la solidaridad y moviéndonos todos juntos, al mismo tiempo, unidos como eslabones de una misma cadena, podríamos hacer un cortafuegos lo suficientemente grande como para poner a salvo esa naturaleza, la propia naturaleza, la esencia de la vida y la vida misma.
Pero esta unión no puede hacerse desde el egoísmo ni desde el interés. Cada árbol, cada planta, no debería intentar que él o su especie no sea pasto de las llamas y unirse a otros para evitarlo. Deberíamos comprender que todas y cada una de las plantas tienen el mismo derecho a sobrevivir; que todos y cada uno de nosotros, todos y cada uno de los seres que formamos este ecosistema, nos necesitamos para mantener el equilibrio y la vida.
Solo desde la solidaridad y la conciencia de que nuestra esencia es sólo una y desde el convencimiento mutuo de que no sólo tenemos el derecho sino también la obligación de defenderla para el bien de todos, conseguiremos evitar un siniestro que, por global, podría ser fatal para la supervivencia en este mundo. Porque cuando el incendio empieza, se propaga a gran velocidad y arrasa todo lo que encuentra en su camino.
Por mucho que les pese a aquellos que pretenden adueñarse de nuestra naturaleza, de nuestros bosques o de sus cenizas, la tierra no tiene dueños y todos los seres humanos que la habitan tienen el mismo derecho a sobrevivir en ella.
No se si me habéis entendido aunque supongo que sí. En el fondo sólo quería deciros que mañana estaré en las manifestaciones convocadas, no porque me hayan quitado la paga extra, sino para defender la justicia y la democracia antes de que el egoísmo, el capitalismo, el neoliberalismo o como quieran llamar a este atropello contra los seres humanos arrase cualquier vestigio de supervivencia digna en nuestra sociedad.
Y si por una de aquellas llegamos a ser muchos, muchísimos, una mayoría, los que llenamos las calles de lucha, y aún así no conseguimos nada, muy probablemente, con uno de los moscosos que me quedan, el día 25 de septiembre estaré en los alrededores del Congreso exigiendo la restitución de la justicia, la igualdad y la democracia en este país para nosotros y desde allí para el resto de los hermanos de este planeta.

viernes, 13 de julio de 2012

PRIVILEGIADOS


Esta entrada va especialmente dirigida a todos aquellos a los que esta crisis está haciendo perder el norte o a quienes el nuevo lenguaje neoliberal tiene tan confundidos que ya no saben ni distinguir entre privilegios y derechos.
Privilegiada es la nobleza de este país que sigue siendo propietaria y terrateniente de grandes parcelas de nuestra sociedad y que con la Monarquía a la cabeza no sólo ha conseguido eludir la Revolución Francesa, sino que en el siglo XXI, sigue siendo cabeza visible en este país.
Privilegio es nacer con el título de Jefe del Estado Español debajo del brazo por ser vos quien sois bondad infinita y privilegio es hacerlo a pesar de ser el pequeño de los hermanos sólo por el hecho de ser varón.
Privilegio es estar casada con el sinvergüenza más grande de este país que no tenía suficiente con la condición privilegiada que ostentaba, sino que además utilizó sus influencias como miembro de la familia real para enriquecerse y robar al pueblo español parte del dinero que ahora le recortan en sanidad y educación; y todo ello con la confianza en que jamás nadie se atrevería a investigarle y mucho menos imputarle. Y privilegio es que ni siquiera la llamen a declarar porque resulta que, para ella, conocer lo que hacía su marido en la empresa de la que ostentaba un 50% de titularidad y ejercía incluso un alto cargo, no es delito, mientras estamos hartos de ver como al resto de las esposas que se han beneficiado de los delitos de sus maridos, no sólo las han llamado como mínimo a declarar, sino que además están imputadas; como la esposa del socio “Torres” sin ir más lejos.
Privilegio es codearse con toda la jet del mundo, reyes, grandes empresarios, grandes fortunas, jeques -muchos de ellos incluso de países donde la democracia brilla por su ausencia- y recibir regalos como barcos, coches de altísima gama, grandes recepciones, cacerías, etc. etc. (eso que se sepa). Privilegio es haber hecho gracias a todos esos contactos una de las fortunas más grandes del mundo y haber conseguido, mediante el capital, el poder que la monarquía constitucional le negó, que no en vano padre e hijo van ahora con los empresarios de la élite buscando otros mercados donde invertir. Privilegio es solucionar la traición al pueblo español por haberse ido de cacería a Bostwana -mientras decía no dormir pensando en el paro juvenil y pedía sacrificio y austeridad a los españoles- con un “lo siento, me he equivocado” y aquí paz y después gloria.
Privilegio es que una vulgar periodista, encima divorciada -vaya ejemplo de modelo de familia, como criticaría la rancia tradición católica- se convierta en la reina de España sólo por el mérito de haber conseguido engatusar al heredero de la Corona; parejita a la que queramos o no -muchos, tal vez muchísimos que no votamos la Constitución, no, pero como no nos van a preguntar- nos tendremos que tragar como nuestros futuros Reyes privilegiados con sus hijas privilegiadas a las que les cambiarán la Constitución a medida para que puedan heredar también ellas la Corona. Modélica familia real ésta -sin entrar en escabrosos detalles por si la justicia se fija en mí- a la que la propia cabeza de la Iglesia Católica siempre tiene el detalle de recibir.
Privilegio es pertenecer al Club Bilderberg -un club del que forman parte algunas de las mayores fortunas y monarquías de este mundo y dónde se dice que se deciden gran parte de las políticas que regirán el orden mundial- y además no tener que dar explicaciones a nadie de lo que en dichas reuniones se cuece ni de por qué ni para qué nuestra reina y algunos de nuestros políticos acuden allí.
Privilegio es que la Iglesia Católica sea dueña del mayor Patrimonio y de la mayor fortuna que probablemente existe en el Planeta tierra y que estén exentos de pagar impuestos en nuestro país porque le hacen claramente el juego al partido político que nos gobierna con auténtica desvergüenza, no sólo desde los medios de comunicación sino desde las propias bases, iglesias y catequesis, en vez de ponerse del lado de los más pobres y de los más necesitados -como según sus propias enseñanzas deberían hacer- al menos en estos momentos tan duros que estamos viviendo, católicos y no. Y lo dejo ahí por no meter más dedos en las llagas.
Privilegio es que una persona que ha conseguido alzarse a lo más alto de la élite futbolística -gracias a que los medios de manipulación han conseguido que sean los dioses de millones de ciudadanos- gane en un mes muchísimo más de lo que millones de pobres ciudadanos ganarán sudando en toda su vida. ¡Y fijaros bien que he dicho en un mes! Luego les lavan la imagen haciéndoles solidarios porque dedican una miseria de sus fortunas o muchas veces, tan sólo unas horas de su tiempo y su imagen en hacer obras de caridad. Es que tiene muchísimo mérito dar patadas a un balón muchísimo más que el que tienen, por ejemplo, los científicos que estudian terminar con el cáncer y con otras durísimas enfermedades.
Privilegio es que por haber hecho en tu vida algún disco que -con el debido marketing y apoyo de los medios de manipulación- ha llegado a los oídos de todo el país, te paguen el resto de tu vida suculentas comisiones mientras al Ayuntamiento del pueblo (al pueblo mismo) le sangran para que sus paisanos puedan bailarlas en la verbena de las fiestas de agosto, para muchos su única diversión; y todo ello porque es mucho más rentable para la sociedad crear canciones y explotar esos mercados para zombis que producir productos para exportar y consumir; y todo ello porque muchísimos ciudadanos les rinden pleitesía, pagan sus conciertos y no les importa hacer horas y horas de cola para verlos en directo como si no fueran seres de este planeta cuando la realidad es que son personas como tu y como yo pero con el suficiente dinero para acceder a los lugares dónde sólo las élites pueden: los bullis, los hoteles de alto estanding, los palcos de honor en todos los eventos, los sitios vip, sitios que la mayoría de nosotros sabemos que existen, porque encima nos lo enseñan, pero que difícilmente podremos nunca conocer. Yo, personalmente, ni quiero.
El mismo cuento de estos privilegiados se lo podéis aplicar a los actores, a los presentadores de televisión, al resto de deportistas de élite, a las modelos y a todos esos personajes de la farándula que viven como dios a vuestra costa; a costa de vuestro seguimiento y admiración. Personajes que construyen los medios de manipulación para que os entretengan y distraigan mientras os roban el derecho a estudiar, a vivir con dignidad e incluso, algún día también a sobrevivir; porque moriréis en listas de espera para que os den tratamientos básicos mientras ellos reciben tratamientos de estética para haceros creer que son diferentes que vosotros, más guapos, más perfectos, ídolos y con los que por supuesto nunca coincidiréis en la seguridad social ni en las colas del INEM ni serán compañeros de vuestros hijos en los colegios públicos.
Privilegio es nacer en una familia que a lo largo de los años ha ido amasando grandes fortunas a costa del sudor de los trabajadores y que ahora pueden seguir haciéndolas más y más gordas especulando en los mercados sin producir y sin arriesgar, única y exclusivamente teniendo los contactos adecuados y moviendo su capital dónde más beneficio les produzca sin importarles lo más mínimo si con ello familias enteras de trabajadores se quedan sin un salario para poder salir adelante; muchas veces sin ni siquiera una vivienda digna y pensando cada día cómo poder llevar un plato caliente a sus hijos. Y en este grupo me permito también introducir a los banqueros de los que nada os voy a decir ya que no sepáis. Y privilegiados son los hijos de todos ellos que tienen garantizado el éxito que compra el dinero de sus padres.
Podría seguir y seguir porque si empezáis a ver todo lo que la televisión muestra y a lo que jamás habéis tenido ni tendréis acceso (grandes mansiones, coches de lujo, deportivos, diamantes como puños, trajes de miles de euros, bodas fastuosas, restaurantes de alto standing, yates, aviones privados, cruceros de ensueño, etc. etc.), entenderéis quienes son las élites y quienes son privilegiados en este mundo.
Si nuestra Constitución no fuese cada día más papel mojado y la Declaración de Derechos Humanos y nuestros Organismos Nacionales e Internacionales también, veríais claramente quienes son los que ostentan derechos en este mundo de mierda que hemos construido. Única y exclusivamente los que tienen montones de ceros en las cuentas corrientes que se pueden además permitir el lujo de evadir a paraísos fiscales sin contribuir a nuestras arcas públicas. Los que no van a la cárcel porque sus bufetes de abogados son lo suficientemente buenos como para encontrar en los recovecos de las leyes los subterfugios para eludir que dichas leyes se cumplan de la misma manera que las tenemos que cumplir tu o yo. Leyes que muchas, muchísimas veces están hechas por esas mismas élites adineradas para que nada termine siendo delito para ellos: ni la estafa, ni la corrupción, ni la evasión de impuestos, ni la defraudación, ni nada de nada. Anda ¡prueba tu a escatimarle un euro al erario público!
Privilegio es alzarte con un alto puesto en un partido político demostrando que eres bueno en manipular, convencer y engañar a los votantes para conseguir el mayor número de votos y con ellos el poder; tener dinero o influencias para comprar, si hace falta, puestos de responsabilidad en esos partidos; arrimarse al árbol que mejor sombra te cobija para lograr que te metan en las listas electorales aunque para ello tengas que dejar en casa la conciencia y la dignidad; da lo mismo por qué ciudad, Comunidad Autónoma o Municipio con tal de pillar un asiento. Luego lo disfrazan de vocación de servicio al país mientras les aporta suculentas cifras y privilegios presentes y futuros. Privilegiados son todos los que, además, consiguen siempre ponerse de acuerdo para turnarse y apoyarse cuando se trata de mantener sus estatus. 
Qué algunos llevarán más años allí que yo trabajando y ya llevo 27, es un hecho. Y algunos habrá buenos, que no digo yo que no, pero ya me gustaría a mi saber dónde están ahora. De ahí a puestos políticos en la Administración, - ahora quitate tu que me pongo yo, pero no te preocupes que te busco un puesto mochilero- asesorías en empresas públicas o privatizadas, Bancos, etc. etc., un paso. Y para enchufar a familiares y amiguitos del alma, otro. Que no somos tontos ni nos chupamos el dedo, aunque lo parezca. Pero claro, la ruina de la Administración es culpa de los funcionarios, ¡zánganos chupópteros!. Tendremos que venderles lo público (lo del pueblo, propiedad de todos los ciudadanos) a nuestros amigos para que este país empiece a funcionar y el país se beneficie (como con Telefónica, como con Iberdrola, Repsol, etc.). Ahora pretenden vender la sanidad que tanto nos ha costado construir y que tanto necesitamos, entre otros muchos, patrimonio nuestro.
Privilegio es tener súbditos -en vez de ciudadanos- que no se te tiran a degüello cuando incumples radicalmente tu programa electoral y que además se tragan la corrupción, la financiación ilegal, el despilfarro, la mala gestión, etc. etc. y que de premio te vuelven a votar porque les has conseguido convencer de que en esto consiste la democracia y que esto está pasando porque los pobres ciudadanos que te han elegido para que les sacases del atolladero, han vivido por encima de sus posibilidades y que ¡claro!, has estado ocho años haciendo oposición solamente para gobernar tú porque, en realidad, no tenías ni idea de la herencia que ibas a recibir. Ah¡¡¡ y si tus electores, o los que no te querían ni ver porque sabían de que ibas, protestan, tu y tus delegados de Gobierno tenéis entrenados – y fácil que muy bien pagados- a un batallón de perros antidisturbios, mercenarios, que poco o nada tienen que ver con el general de nuestra Policía Nacional.
A ver si vamos despertando y nos vamos convenciendo de que GANARSE EL PAN E INTENTAR SOBREVIVIR EN ESTE MUNDO DE INJUSTICIA Y DESIGUALDAD, NO ES UN PRIVILEGIO, ES UN DERECHO. Que los privilegiados, ni ahora ni nunca, son ni han sido los que hoy en día tienen la suerte de tener un puesto de trabajo (con toda probabilidad miserablemente pagados y explotados) ni los q en su día se sacrificaron y estudiaron para aprobar una oposición (y que en su grandísima mayoría también cobran sueldos bastante miserables).
Ahí debemos estar todos nosotros: trabajadores; funcionarios; los parados que un día fueron trabajadores y los que aun no han podido ni empezar a sustentarse por ellos mismos; los pensionistas, que se dejaron la vida trabajando para tener una vejez digna y levantaron este país antes de que fuese Europa; los dependientes que necesitan una asistencia que sus familias arruinadas no les pueden pagar; las pymes y los autónomos, a los que hunden a impuestos y burocracia y a los que les niegan ayudas mientras ven como amnistían a los grandes defraudadores y rescatan a los bancos que nos han hundido a todos, etc. En resumen, todos los que tenemos que hacer cuentas para llegar a fin de mes y que somos los parias de esta sociedad.
Y todos tenemos que luchar unidos para terminar con este sistema en el que los grandes capitales y los grandes capitalistas, con la mayoría política a su servicio, nos está arrastrando a la miseria desde sus cuentas corrientes de montones de ceros. Tenemos que salir a las calles a demostrarles que no somos cifras; que somos personas y que tenemos caras, familias y vidas y que tenemos tanto derecho a sobrevivir en este país como el que ellos creen tener mientras nos hunden con sus trajes y corbatas. Porque entre todos ellos, y no son demasiados, se han ido llevando el dinero de nuestro trabajo y el del trabajo de nuestros progenitores; de muchos, muchísimos años de sacrificio. Y pretenden ademas dejar a nuestros hijos sin futuro mientras ponen alfombras al futuro que pueden comprar para los suyos.
Mientras aquí cada uno se dedique a salvar su puto culo y a meter el dedo en el ojo al desgraciado de al lado porque es un poco menos desgraciado que él, la batalla la tienen ganada.
Utilizan el divide y vencerás y les va de miedo. Y no sólo han conseguido dividirnos sino que además quieren engañarnos uniéndonos bajo una bandera, una nacionalidad y un sentimiento con algo tan absurdo y mezquino como la élite futbolística y deportiva en general.
Si somos españoles o no, me importa un rábano. Somos personas y tenemos que luchar unidas por nuestros derechos y por nuestra supervivencia porque esto no es un partido de fútbol ni es un juego. Es una batalla en la que o vencen ellos o vencemos nosotros. 
Y la guerra está dejando demasiadas víctimas en nuestro bando. Tú eliges en que bando estás. Yo lo tengo claro.