Por
delante, las elecciones europeas!!! Ahí es ná!!!
Vuelven
al ataque nuestros políticos a querernos como nunca y a desearnos lo
mejor, eso sí, con la solemne promesa de que tan pronto se alcen con
el escaño, cumplirán con todo lo prometido.
La
segunda parte la conocéis, pues hay cosas que nunca parecen cambiar:
prometer hasta meter, después de metido, nada de lo prometido.
Siempre
fui muy escéptica con nuestro ingreso en Europa, como siempre, desde
la ignorancia, la intuición y la observación. Y también tenía
-por aquello del “piensa mal y acertarás” porque no decirlo- la
terrible sensación de que nos la iban a meter doblada.
A
día de hoy, no he cambiado mucho mi forma de pensar y vista la
situación actual del país, me pregunto si, una vez más, mi
intuición no estaría cerca de la razón.
Una,
que es una humilde ciudadana, no podía tener razones macroeconómicas
ni microeconómicas para entender la conveniencia o no de entrar en
una organización supranacional, por lo que, lo que verdaderamente me
rechinaba, era la pura incoherencia y la clara contradicción.
Nací
en una España aparentemente unida: “una, grande y libre”. Ya se
encargó Franco, y casi 40 años de su régimen dictatorial, de que
así lo pareciera. Cuando este individuo murió, yo apenas contaba 10
años, por lo que, amen de calcular mi edad, podéis imaginar que por
aquel entonces, Cataluña era una región más y las vascongadas, un
lugar en el que había unos asesinos que querían acabar con la
unidad del estado español y su legítimo gobierno.
Pero
mira tu por donde, tan pronto el dictador murió, comenzaron a salir
como de debajo de las piedras los nacionalismos que habían
permanecido latentes y, además, los que ni se conocían ni se les
suponía, y España cambió de arriba a abajo su estructura de unidad
nacional dividiéndose en 17 comunidades autónomas y, de propina,
dos ciudades autónomas más, Ceuta y Melilla.
Al
principio, no lo entendí mucho. A decir verdad, nada.
Cuando
se ha nacido en una pequeña ciudad castellana que creía haber sido
España desde la unificación de los reinos de Castilla y de Aragón
por los reyes católicos y donde siempre se había hablado español
(que ni siquiera le llamábamos castellano), que España pudiera
entenderse en otro idioma o no fuese una nación, tal como parecía
que podía acontecer, era difícil de interiorizar. Más no tardaron
en hablarme de Bravo, Padilla y Maldonado y hasta yo canté aquello
de: “1521, en abril para más señas, envían a la justicia a
quienes justicia pidieran...”
Parecía
entonces razonable, de cara a una gestión más próxima a los
múltiples intereses, identidades y culturas, que la administración
de la cosa pública se descentralizase, y, en base a una más que
precaria articulación constitucional, empezaron a repartirse
competencias a diestro y siniestro, pasando del hasta entonces Estado
central, a la diversidad de Estados en los que, de acuerdo a no sé
muy bien que identidad, se había dividido ese Estado.
Y
digo esto porque creo que tampoco el mapa actual ha quedado muy claro
o muy coherentemente definido.
Por
poner algunos ejemplos: da la sensación de que aun no está claro
del todo si Cataluña o Catalonia, no entendería, con permiso de los
aludidos, que valencianos, baleares o incluso aragoneses, no debieran
formar parte de esa identidad. Tampoco parece ser que Euskadi esté
conformado por todos los territorios que integrarían la nación
Euskalerria porque se habla de un territorio vasco-francés y ahí
andan los pamplonicas que unos se sienten vascos y otros no, o los de
Vitoria y algunos del norte de Burgos, que por sentimiento
nacionalista o por arrimarse al sol que más calienta, no saben si
son o quieren ser vascos o castellanos. O Castilla y ¿León?. Atrás,
o latentes, han quedado los tiempos en los que los leoneses querían
independizarse de Castilla y León porque el reino de León tuvo su
identidad histórica y poco o nada parecía tener en común ni
cultural ni económicamente con la Soria fría cabeza de Extremadura,
con la monumental Segovia o la amurallada Ávila, pero la cosa, quedó
así. ¿Y que me decís de las Comunidades Autónomas
Uniprovinciales?: La Rioja, Cantabria, Murcia, Madrid, Asturias...
Vivir para ver!!!
Pero
en fin, para bien o para mal, así se fueron conformando nuestras
estructuras políticas y sociales y así se fueron configurando mini
estados que pugnaban por su autonomía, cuando no su independencia, y
exigían más y más competencias, más y más autogestión y más y
más financiación. Porque en honor a la verdad, un poquito caro si
nos está saliendo en general, máxime cuando el Estado Central cedió
soberanía y competencias pero solo en teoría porque sus estructuras
políticas se mantuvieron prácticamente intactas mientras que lo que
proliferó, como setas en un otoño cálido después de la lluvia,
fueron los escaños y los asientos en los que colocar políticos y
amiguetes.
Así
las cosas, las necesidades de los que fueron españoles seguían
siendo las mismas, como también seguían siendo los mismos los
medios económicos para la financiación del conjunto de la
población, pero los gastos que conllevaba la burocracia,
probablemente se habían multiplicado por diecinueve.
No
importaba, ¡todo por el derecho de los pueblos a su lengua, a su
identidad cultural y a la autogestión de sus propios intereses
económicos!. Se suponía que todo ello iba a redundar en una mayor y
mejor prestación de servicios y una mayor y mejor calidad de vida
para todos los ciudadanos que conformaban la delimitación
territorial denominada España y que además, parecía garantizar que
en todos y cada uno de aquellos territorios, todos los ciudadanos
gozarían de los mismos derechos.
Se
suponía, claro está.
Pero
mira tu por donde ¡allende nuestras fronteras! se iba fraguando la
idea de una Europa Unida.
Al
principio, me reí. ¿como iban a querer y a permitir todos aquellos
políticos y ciudadanos que estaban luchando por su propia autonomía
y su propia autogestión pertenecer a un macro Estado si ni siquiera
querían pertenecer al Estado español? ¿Como casar las identidades
de tantos ciudadanos, de tantos pueblos, de tantas ciudades, de
tantas regiones, de tantos países, cuando aquí todavía seguíamos
peleándonos por qué lengua hablar o qué lengua enseñar o por
quien había de tener la competencia sobre nuestros ríos o nuestros
montes? Si no nos sentíamos españoles en España, ¿como íbamos a
sentirnos europeos?.
Pero
nos convencieron. Europa nos iba a dar la financiación que España
necesitaba y con esa financiación, España iba a crecer y a ponerse
a la altura de sus socios europeos. Y España dejaría de ser África.
Y Europa no acabaría en los Pirineos. Y dijimos -o nuestros
representantes políticos dijeron- ¡sí! a la entrada en la Unión
Europea.
Y
como éramos pocos, parió la abuela.
Nuevos
horizontes se les abrieron a aquellos representantes en lo que a
asientos se refiere -con lo que ocupar un asiento conlleva: trabajo a
costa del erario público, privilegios y contactos, y, aquello de
(porque, todo hay que decirlo) ponme donde haya que yo ya... -. Y sí,
el dinero empezó a llegar a España a raudales.
Y
llegaron los Fondos Europeos de Desarrollo Regional y los Fondos de
Cohesión para que España se pusiese a la altura de los países
ricos de Europa, promotores e impulsores -generosos ellos- de una
solidaria unión para que el resto de Europa fuesen, al menos, tan
ricos y prósperos como ellos. A cambio, sólo teníamos que ceder a
ese macro Estado parte de nuestra soberanía. Cambiamos la peseta por
un euro fuerte y las burbujas comenzaron a crecer como la espuma.
Y
la soberanía que un vasco, un catalán o un andaluz, no quería
ceder a España, se iba cediendo a la gran Unión mediante los
Tratados que se firmaban en nombre del Estado español. Y a todo
esto, todos o la gran mayoría de los políticos, nacionalistas o no,
de izquierdas o de derechas, presentándose como candidatos y
aplaudiendo la llegada de aquel dinero que habrían de gestionar, con
el consecuente poder y las consecuentes oportunidades de negocio y,
visto lo visto, por que no decirlo, de “trincar”.
A
cambio de aquella financiación que se gastó en forma de
subvenciones para que en España se dejara de producir y en forma de
grandes inversiones en infraestructuras de las que sobra decir
quienes fueron los mayores beneficiados, España, que ya no era una,
dejó también de ser libre.
Por
descontado, no se igualaron nunca los salarios que cobraban los
europeos con los que cobraban los españoles y ni que decir tiene que
si Andalucía con las autonomías siguió siendo de las Comunidades
Autónomas más pobres de España, España, junto con Grecia y
Portugal, a pesar de la entrada en la Unión Europea, siguió siendo
una de las parientes más pobres de Europa.
Yo
lo que creo es que, de alguna manera, a los ciudadanos de a pie nos
han tomado el pelo, la verdad.
Han
utilizado el divide y vencerás para decirnos que en España somos
todos diferentes y tenemos distintos intereses para ahora vendernos
que en Europa somos todos iguales y tenemos los mismos intereses y,
por descontado, los mismos derechos. ¿Acaso no veis una enorme
contradicción?.
Creo
que nos han tenido entretenidos con nuestras diversidades culturales
y nos han enfrentado con asuntos de lenguas y de banderas.
Creo
que nos han expropiado el trabajo y con él, el sustento y el control
del mismo que nos hubiera permitido sobrevivir como sociedad, ya
fuese como nación, ya fuese como pequeño pueblo.
Y
creo que han sido, por encima de todos nosotros y de nuestros
gobiernos, los grandes intereses de las grandes empresas, de los
grandes magnates, de los grandes capitales de este mundo que
pretenden -si no lo hacen ya- dirigir Europa, América y Oceanía y
van -si no lo han hecho ya- a por Asia y África. Desde luego que es
mucho más fácil hacerlo desde grandes entidades como la Unión
Europea que intentando convencer uno por uno a cada uno de los
grupúsculos que conforman el Planeta.
Para
ello es imprescindible mantenernos entretenidos y manejados a través
de los medios de comunicación en su poder y hacernos sentir más
divididos que nunca con ideologías políticas, banderas, religiones
y diversidad a fin de que no tengamos ni siquiera la sospecha de que
las cosas podrían ser diferentes si nos uniésemos como sociedad
para defender, ya casi para luchar, por detentar nuestros derechos
más básicos y satisfacer nuestras más elementales necesidades, que
a la postre y desde que el ser humano existe, son el alimento, el
cobijo, la salud y la oportunidad de aprender como sobrevivir cada
día mejor y en condiciones de mayor dignidad, de dignidad para
todos, no solo para los más fuertes o los más poderosos.
Las
pautas, se repiten. Conquista de una supuesta democracia que con las
leyes adecuadas nos consiga convencer de que existen los derechos y
la libertad. Crear necesidades y deudas con los que ostentan el
capital que nos hipotequen para toda la vida y servir como sociedad a
sus intereses que consisten en multiplicar su poder y su capital
aunque tenga que ser a costa de la miseria de la gran mayoría de la
humanidad.
Lo
que quiero que quede claro, es que no soy anti comunidades autónomas
ni anti nacionalismos ni anti diversidad ni anti nada de nada que
sirva para que la sociedad pueda convivir en paz y con libertad. Más
bien, todo lo contrario: soy a favor de las personas, de la mayoría
social, aquí en África o en Afganistán; soy a favor del derecho de
cada ser humano que nace en este planeta a sobrevivir con dignidad;
soy a favor del respeto, de la solidaridad y de la humanidad.
Por
eso es que intento ser consciente de la manipulación de quienes
detentan el poder del capital y lo usan en su propio interés,
políticos mercenarios incluidos, y no para el interés de la
mayoría.
Y
tal vez es cierto que la libertad será cada día más difícil de
lograr porque el dinero, que en este sistema suyo todo lo puede, cada
día está más en sus manos y menos en las nuestras.
Sólo
pretendo que la sociedad piense, no importa si -como yo- se equivoca
en sus juicios o no. Lo que importa es que la mayoría de los que
habitamos este planeta no nos condenemos por siempre a perecer como
seres humanos sin derechos y sin dignidad.
Vota
con consciencia y con conciencia, solo eso te pediría.
Y
vota a quien creas que puede cambiar lo que funciona mal o al menos
lo que no te gusta como funciona porque los resultados que está
produciendo a una gran mayoría de la sociedad, son para echarse a
llorar.
Chapeau!, querida Ana, magnífico enhorabuena!!!!!!!!!!
ResponderEliminarSiempre tan atento, Javier!!! Mil gracias y un millón de besos <8>
ResponderEliminarTe leo justo despues de escrir yo unas divagaciones, para realmente decir lo mismo, con otras palabras ni en sueños llego a tu capacidad, pero lo mismo ¿Porque permitimos que nos separen?
ResponderEliminarUn beso enorme preciosa.
Frana
Perdona Frana, ando revuelta. No sé si es la luna, el sol o la primavera que la sangre altera. Jajajajaja. Una vez más, gracias
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