domingo, 29 de abril de 2012

EN EL RING: #1M #12M #15M


Gracias a la Televisión Pública española que afortunadamente todavía conserva la vocación de servicio público para la que fue creada y que, por cierto, cada día veo peligrar más (no hace falta que recuerde a Telemadrid ni a Canal Nou), hoy he podido escuchar variopintos discursos en un domingo político y social maratoniano.
Por un lado he oído dos versiones políticas dirigidas claramente a sus electorados: una en el Congreso de los jóvenes socialistas y otra en el Congreso del PP de Madrid.
Ni qué decir tiene con qué discurso me identifico más. Lógicamente con el discurso del socialismo, porque mi naturaleza humana me inclina hacia él.
No obstante, lo que más tristeza me produce y al mismo tiempo más desconfianza , es que no veo en este discurso un auténtico afán de devolver a nuestro país la esencia democrática que cada día nos van robando. Ni tampoco el espíritu de coger las riendas de una revolución social que cada día es más necesaria, vista la forma de legislación por Real Decreto que consolida cada día el robo de los derechos y libertades.
Veo más bien un discurso, al más puro estilo político, donde las ideas pretenden ajustarse a un sistema que se ha manifestado claramente injusto. Su propuesta es ser ellos quienes lideren y legislen, también por Real Decreto si es necesario, con una base ideológica más cercana a las clases trabajadoras pero igual de asentada en las élites políticas dispuestas a decidir y mantener la indignidad que hoy en día, para mi modo de ver, supone la nobleza política.
Es muy posible que mi perspectiva de la justicia nuble un poco mi percepción y pido de antemano perdón a todos aquellos que piensen que la injusta soy yo.
En el otro lado del “ring”, El Congreso madrileño del Partido Popular.
Rajoy hablando a los miembros de su partido, a los defensores de su “ideología” -que no exactamente de su programa político, el cuál no creo que ni los suyos conozcan-, tranquilo y seguro -no como cuando “no se dirige” a los españoles a los que dice representar- justificando sus reformas, sus políticas austeras y creo que, sobre todo, el porque donde dije digo, digo Diego. 
Al mismo tiempo, dice “todos los españoles” cuando en realidad quiere decir a todos los que le votaron y le apoyaron y a toda la derecha a la que verdaderamente representa, en un intento de que entiendan que la prosperidad y el crecimiento que busca para España, es en realidad el beneficio para ellos, los que ostentan el capital y los que pretenden otra vez una España que se aproxime más a la dictadura que a la democracia, negando así la libertad y la Constitución que un día no les quedó más remedio que aceptar. 
Mi impresión es que a quienes quiere convencer es a Esperanza Aguirre y a Ana Botella (Aznar), las que por sus caras y aplausos, me temo que no son precisamente dentro del Partido, sus principales fans.
Pero bueno, espero que sepáis interpretar esto último como una licencia literaria de una persona a la que le gustaría dedicarse a ello y cuya imaginación, a veces, puede resultar un poco calenturienta.
Eso sí. Hay cosas que soy incapaz de pasar por alto y esta vez sí, intentando ser realista y objetiva.
PRIMERO:
La estupidez del comentario de Soraya Saenz de Santa María sobre la vergüenza que le daría salir a la calle si hubiera dejado el país como lo han dejado los socialistas.
A ver, Soraya. La herencia de la crisis, no es sólo socialista. A ver si de una puta vez (perdón por la expresión), empezáis a decirle la verdad a los españoles a los que gobernáis; de hecho, ni siquiera creo que la crisis sea sólo una cuestión interna de este país. 
No sé a los votantes del partido popular pero, personalmente, a mí me avergüenzan este tipo de comentarios, sobre todo porque es muy posible que si fueses sincera contigo misma, la que deberías avergonzarte de salir a la calle, probablemente serías tú. Y eso no sólo por decir estupideces de este calibre, sino también porque manipulas, mientes y ocultas la verdad. Y si no, llámale “equis”.
SEGUNDO: 
Porque el Gobierno de Aznar disfrazó su política de crecimiento con una burbuja inmobiliaria que creó millones de empleos virtuales, basados en la especulación y en la corrupción, sobre todo.
Apoyado por los Bancos, por las grandes empresas constructoras, por los mercados, etc. etc. creó una vorágine de manipulación de los ciudadanos a los que dirigió al engorde y mantenimiento de esa misma vorágine hipotecándoles, haciéndoles creer que podían conseguir un estado de bienestar, que poco o nada tiene que ver con la sanidad o la educación, sino con vivir del crédito que entonces interesaba conceder. Ahora, todos aquellos virtualmente empleados son las primeras víctimas del paro que cada día crece y crece más y los que están siendo embargados, desposeídos y convencidos de que tienen que vender su mano de obra barata, sin derechos, sin escapatoria, para pagar una deuda que no es mayoritariamente la suya sino de las Administraciones Públicas, de las empresas y sobre todo la de los bancos que actuaron de forma absolutamente irresponsable, por no decir delictiva. 
Y los responsables políticos de la situación actual son tanto los que iniciaron e inflaron esa burbuja como los socialistas, que no quisieron o supieron ponerle freno, como los populares en las CCAA y Ayuntamientos donde gobernaban y que también nos han llevado a todos a la ruina mientras sacaban tajada con la especulación, con la Gürtel, con la corrupción y con la mafia a la más alta escala..
Y todo ello sin dedicarme a incar el diente a la indignidad de la participación de España en un genocidio Iraquí que sólo vosotros apoyasteis.
Sin embargo, ninguno o casi ninguno de estos responsables pagará las consecuencias
Podéis intentar engañarnos pero los españoles no somos tontos ni mucho menos. Ahora, para solucionarlo, lo único que hacéis es hundir en la miseria a los pobres; culpables de todo por haber vivido por encima de sus posibilidades mientras vosotros, los ricos y poderosos, seguís teniendo las mismas o más posibilidades de vivir, de pagar la educación y la sanidad que a nosotros queréis robarnos y que seguís manteniendo el mismo nivel de vida y el mismo lujo que la gran mayoría ni pudo ni podrá conocer, aprovechando de paso para quitarnos también los derechos más básicos que desde hace treinta años la Constitución nos otorgó.
Eso sí, apoyados en una mayoría absoluta de gente inocente que confiaba en vuestras buenas intenciones, muchos de los cuales están todavía en camino de quitaros la careta y mandaros a la “puta mierda”, también con perdón (mira que me hacéis hablar mal).
Al fondo, los Sindicatos, seguidos por el público, los espectadores del combate, del circo... Fantásticos discursos dirigidos de verdad al pueblo, a los ciudadanos, a los trabajadores, a los pobres. Contando la realidad actual sin ignorar ninguna de las “vergüenzas” sociales que nos atenazan, que nos esclavizan y dibujan nuestro presente y nuestro futuro. Casi ninguna pega que poner a estos discursos con los que me identifico de principio a fin. 
Defendiendo al mismo tiempo la libertad de expresión, de manifestación... Defendiendo lo poco que nos va a quedando a los ciudadanos de a pie que no pertenecemos ni a la élite política ni a la intelectual ni a la artística ni a la deportiva ni a la eclesiástica ni …
Pero no sería yo si no pusiera pegas, que no son sólo críticas, sino que intentan ser aportaciones aunque no suenen así.
Veo élite en los sindicatos parecida a la que veo en el PSOE y parecida a la que veo en el PP. Por eso sueño con el día en que todos los afiliados de buena voluntad pidan a sus dirigentes que renuncien a los privilegios y se unan de verdad a los ciudadanos que tienen derecho a la justicia y a la igualdad. 
Que la élite sindical se baje al pueblo y nos lidere en esta lucha es uno de mis más ambiciosos sueños.
Mientras tanto, aunque con las élites no me puedo identificar, llamo a solidarizarnos con ellos este 1 de mayo, como defensores de nuestros derechos laborales, porque su lucha también es la nuestra. Aunque sigo y seguiré esperando a qué dejen la élite y se unan al verdadero pueblo para darles mi apoyo incondicional.
Pero lo que de verdad desde aquí quiero hacer, es convocar (con el corazón en la mano y asumiendo mi responsabilidad de estar llamando peligrosamente a la protesta masiva por la justicia social) a todas las buenas personas, a todos los indignados y a todos los oprimidos, a que el 12 de mayo y días siguientes, nos unamos todos en la mayor muestra de solidaridad que jamás el mundo haya conocido, en una manifestación que sirva de reivindicación y que sirva de un comienzo de revolución pacífica contra esta injusticia mundial en la que unos pocos, amos y señores del capital, pretenden convertirnos en esclavos y víctimas.
Porque somos seres humanos y tenemos derecho a la dignidad. Somos tan dueños de nuestro planeta como ellos. Tenemos derecho a disfrutar exactamente de lo mismo a lo que ellos tienen derecho . 
Y si ellos creen que no, conmigo que no cuenten para seguir manteniendo su ambición sin límite.
Lo que tenga que ser que sea, pero yo quiero tener muy claro que prefiero ser libre en la cárcel que estar presa de una libertad que no existe.

martes, 24 de abril de 2012

LA DEMOCRACIA QUE HABITO


Cada vez que enfrento una publicación en este Blog, lo hago desde la más absoluta humildad. Al contrario que mucho otros seres humanos, conozco mi falta de formación y asumo mi ignorancia, por lo que todo lo que intento compartir tiene más relación con mi instinto que con mi sabiduría.
Dicho esto, intentaré haceros participes de lo que mi intuición me dice y mi corazón rubrica.
Durante muchos años he oído decir que la democracia no es un buen sistema pero que al menos es el menos malo de todos.
Hoy es el día en que estoy empezando a dudar de que todos los seres humanos estemos hablando de la misma “democracia”.
Que los ciudadanos puedan elegir a sus representantes y a sus gestores mediante las urnas, es bueno. Al contrario de lo que ocurre, por ejemplo, con nuestra monarquía, en la que el Jefe del Estado ha debido recibir una especie de designación divina para erigirse en la persona cuyos genes portarán, por los siglos de los siglos el derecho de representarnos, eso sí respaldados por no sé qué dignidad y en base a no sé qué capacidad; máxime cuando, por el momento, por supuesto, el hombre tiene prevalencia sobre la mujer, por más que ahora pretendan vendernos a Leonor como heredera y futura reina de España. Pero bueno, eso es otro cantar y no es hoy mi único propósito reivindicar de una vez por todas el derecho a que nuestra nación sea una república, como la justicia mandaría.
Hoy mi intención de concienciación, o de llamada a la reflexión, tiene más que ver con la idea que yo tengo de democracia y que poco o nada tiene que ver con la situación que nos está tocando vivir.
Elegimos a nuestros representantes en las urnas pero ¿quienes son ellos? Yo quisiera que fueran personas como tu o como yo, comprometidos con la propia democracia y comprometidos con la justicia y con la defensa de los derechos y libertades de la mayoría de los ciudadanos. Eso sí, no todos tenemos la misma forma de entender lo que es justicia ni entendemos igual la diferencia entre libertad y abuso ni la forma de llevar a cabo nuestros ideales para que todo funcione mejor.
Ahora bien, ¿quienes son las personas a las que damos nuestra confianza? Son personas a las que conocemos por sus actos, por sus trayectorias políticas o profesionales, por su humanidad, por sus méritos? Mi impresión es que no. Son las personas a quienes unos cuantos colocan en los primeros puestos de las listas electorales y cuyo, creo, mayor mérito consiste en demostrar a quienes tienen la potestad de ponerles ahí, que están dispuestos a obedecer la disciplina del partido político de turno y …. “santas pascuas plin”. No hay nada más. Bueno sí.... Una recompensa económica, una sustanciosa remuneración a sus servicios que, para colmo de males, pagamos nosotros, los sumisos votantes y los sumisos ciudadanos, y que hoy en día, más que una compensación por su dedicación a la contribución para una mejor organización social, se convierte en auténticos privilegios que cada día les alejan más y más de la realidad social de la gente normal y les convierte en auténticos egoístas sin escrúpulos. Dicho todo ello con el respeto que me merecen muchos otros que no responden a este esquema general, voy a la segunda parte.
Esto es así. Así es como este sistema está montado y el motivo por el que, por más que a esto se le llame democracia, yo sólo veo lucha de poderes entre unos partidos políticos y otros por conseguir el mayor número de votos posibles para luego hacer lo que les interesa sobre todo a ellos y a los que creen representar. Pero sí me asaltan las dudas de si esta forma de democracia es la que representa a los ciudadanos.
En los últimos meses, estoy asistiendo a la que considero la mayor estafa democrática que ha tenido lugar en España, al menos desde que yo tengo conciencia.
Vale que los Partidos Políticos presenten sus programas y sus candidatos y que la gente, mucha de ella incluso menos formada y preparada que yo, elija en las urnas quienes vayan a ser durante los próximos cuatro años los que dirijan sus destinos. Vale que aceptemos que todos pretendan llevarse el ascua a su sardina para tener el poder de decisión. Vale que nos engañen y manipulen para conseguir sus objetivos. Pero, ¿esto que es?. Esto es la gota que colma mi vaso. ¿Cómo admitir que el Gobierno actual, en cuatro meses, esté haciendo prácticamente todo lo contrario de lo que prometió en campaña electoral? ¿Cómo admitir que derribaran un Gobierno desprestigiándolo por pretender iniciativas que nada más llegar al poder son las primeras que han llevado a la práctica? ¿Cómo admitir que es democracia la mentira, la manipulación y la prepotencia de una mayoría absoluta lograda mediante la amenaza de nubarrones y que ahora, tras conseguir la victoria, estén consiguiendo que nos caiga una tormenta?
Mi respeto a los valores democráticos me haría callar si no observase cada día quienes están siendo las víctimas de esta tormenta. Si viese que todos estamos padeciendo, en condiciones de igualdad, las consecuencias de una crisis, que no se muy bien de donde proviene ni cual es su objetivo pero que atenaza a una gran parte de las personas que habitan este planeta Tierra.
Pero esto no es así. ¡Abrir los ojos!. Ninguno de los que ocupan los asientos parlamentarios de las CCAA, del Estado, de las Diputaciones, de los Ayuntamientos, del Parlamento Europeo, de las Organizaciones Internacionales, de muchas ONG, de muchos Sindicatos, de grandes empresas, de la Banca Mundial, incluso de asociaciones ecologistas, etc. etc. tienen ni “puta idea” de lo que es la supervivencia. Y perdonar la vulgaridad de la expresión.
Sin embargo, yo, no quiero cargar las tintas contra quienes votaron a tal o a cual sigla o partido político, ni siquiera contra quienes, bajo el yugo de una patria, son engañados por los poderes reales: el dinero y el egoísmo.
Hoy quiero hacer una llamada, a todas esas personas que ocupan esos asientos, a la reflexión. De nada nos sirve votar al PSOE para que todo siga igual. De nada nos serviría que se repitieran unas elecciones donde el tablero de juego siguiera siendo el mismo. De nada nos servirá salir a la calle a gritar nuestra indignación, aunque debamos hacerlo porque poco más nos dejan hacer de momento, si ninguna de las personas que nos representan toma conciencia de cual es su misión en esta vida.
Me llamaréis utópica, idiota, inocente y no se cuantas cosas más, pero hoy quiero apelar a todas aquellas personas que han recibido la confianza de los ciudadanos a que recapaciten y se revelen contra las organizaciones que los utilizan para hacer cada día un mundo más injusto y más desigual.
Podemos hacerlo los ciudadanos, y que no duden que lo haremos, pero si alguno de ellos ha creído alguna vez en la democracia, es el momento de que se revelen contra su propia podredumbre porque para eso, el pueblo, titular de la soberanía, les ha elegido. Si a alguna de esas personas le queda dignidad, qué diga que la democracia no es eso.
No obstante, como yo no creo en ellos aunque cierto es que a algunos otorgué mi confianza, os animo a todas las personas a las que les importe la democracia a qué luchéis contra esta barbarie, a qué no esperéis cuatro años cuando ellos no han esperado ni cuatro meses y encima el resto les siga el juego. Cualquier forma de lucha, para mí, es legítima, excepto la violencia. Sé que hay montones de asociaciones, de grupos, de ideas. Hoy he leído un tweet que decía que hay quién está montando una Asamblea constituyente para cambiar esta Constitución y esta democracia por otra más justa y más social.
Os animo a todos y me uno a todos los que trabajen por una alternativa, porque es en nosotros en quienes reside la soberanía y nos pretenden encadenar para permitirles defender una injusticia en la que los más humildes somos las víctimas.



jueves, 19 de abril de 2012

EL FUTBOL DE ELITE ES ASI

EL FUTBOL DE ÉLITE ES ASÍ
Con 17 años fui secretaria de la Peña Madridista de Soria; llevo a mi Numancia en el corazón; celebro las victorias de los equipos españoles en las competiciones internacionales y he celebrado con efusividad las victorias de la Selección española de fútbol en la Eurocopa y en el Mundial.
Pero todo ello no me impide intentar ser objetiva y reconocer que el fútbol representa a la perfección todo lo que de mezquino, absurdo e injusto tiene la sociedad actual. Me refiero, claro está, al fútbol de élite, como casi todo lo que representa para la gente humilde lo que supone hoy día “élite”.
Para empezar, los grandes clubes de fútbol no son entidades puramente deportivas sino grandes Sociedades Anónimas cuya única finalidad es obtener el mayor beneficio económico posible. Para sus accionistas, los equipos son herramientas y los jugadores piezas de intercambio en un mercado humano a la búsqueda de la mayor rentabilidad para sus intereses económicos. ¡Por supuesto que desean que sus equipos obtengan victorias! Es lo que revaloriza el precio de sus jugadores y aumenta en mayor medida sus beneficios. Para más vergüenza, son deudores a la Hacienda Pública por millones de euros sin que por ello pase nada.
Pero los jugadores, no sólo tienen “precio”, eso les llenaría de indignación. A cambio de ser tratados como mercancía, y merced a ser los mejores en saber dar patadas a un balón, perciben ingentes cantidades de dinero. No creo que haya ningún ser “humano” de este planeta que no se indigne al conocer que con el “salario” que pagan a unos cuantos mensualmente, se podría pagar la deuda externa de muchos de esos países donde los niños mueren por falta de alimento, agua y medicinas. Bien es verdad que muchos de ellos luego lavan su imagen colaborando con proyectos humanitarios pero también es cierto que eso no les hace más generosos que nosotros cuando damos una limosna a un mendigo, sino que, simplemente, a ellos les sobra muchísimo más.
Refleja clarísimamente la prevalencia de los poderosos frente a los débiles. Por muchas oportunidades que pueda tener un equipo con un bajo presupuesto de hacer un gran partido y vencer a uno de los grandes, a nadie se le escapa que cuanto más dinero posea la Sociedad Anónima, más posibilidades tiene de ser la campeona. Eso por no hablar de las injusticias, muchas veces escandalosas, de las decisiones arbitrales. El resultado podría ser más justo con todos los medios que hoy en día están a su servicio pero no sería rentable. Dejarían de moverse tantos ríos de tinta y los periodistas tendrían que dedicarse mayoritariamente a sacar a la luz las mentiras que mantienen esta sociedad y las personas humildes a reivindicar la justicia social que cada día es más injusticia social y... ¿a quién interesa esto?
Deseamos que nuestros hijos sean jugadores de futbol, eso sí, de élite y nuestros hijos desean también serlo, claro está, merced a que desde que nacemos hasta que morimos y desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, el fútbol nos acompaña en cada instante de nuestra vida.
El fútbol de élite es, además, machista. Es un ¿deporte? de hombres ¿A quién le interesa ver dar patadas a un balón a un grupo de mujeres por muy bien que aquellas lo hagan? A nadie. Sólo los grandes clubes y sus grandes competiciones interesan. Y mal que nos pese a las mujeres de este mundo, todos ellos son hombres. Por no mencionar muchas veces el comportamiento absolutamente antideportivo que los jugadores de fútbol muestran en el campo y también quienes son mayoritariamente los “aficionados” que se dedican a luchar contra los otros “aficionados” independientemente de cual sea el resultado. No veo aun a muchas mujeres allí, afortunadamente, todo hay que decirlo.
Podría seguir y seguir y seguramente que a muchos de vosotros, no pensando mucho, se os ocurrirían muchísimas otras injusticias y aberraciones pero yo, de momento, me voy a detener en lo que de verdad más me interesa transmitir.
Lo que me parece verdaderamente importante es que debajo de esta pirámide, como de todas las pirámides de esta sociedad en cuya cima está la élite, estamos los ciudadanos de a pie, que una vez más, somos quienes consentimos, permitimos e incluso nos sentimos felices de colaborar en tan siniestro sistema. Pero también somos los q de verdad lo pagamos y lo mantenemos.
Y aquí vuelve a manifestarse otra vez la injusticia. Todos tenemos derecho al fútbol pero no todos tenemos derecho a asistir a los partidos en el campo porque no tenemos dinero para pagarlo. Todos tenemos acceso al fútbol en la televisión pero muchos de nosotros sólo cuando lo televisan en abierto porque no tenemos dinero para abonarnos a los canales privados, donde se televisan pagando, muchos, muchísimos de los partidos más interesantes que se juegan cada día o aquellos partidos de los equipos humildes que son los partidos que a muchos de nosotros nos gustaría ver.
Y sin embargo, mientras nosotros nos sacrificamos para pagar una entrada o ser socios de un equipo, las élites políticas, financieras “culturales” y cualquier grupo de poderosos, ocupan palcos VIP en los Estadios. En esos palcos no sólo importa el fútbol. Allí, ellos aprovechan para mercadear con todo aquellos que es necesario e importante para nuestra sociedad.
Y sin embargo, para nosotros, para los humildes, para los muertos de hambre, para las víctimas de los abusos a los que nos someten en su propio beneficio, no hay nada más importante ni más interesante que poder contemplar el espectáculo, a toda costa, sea como sea y donde sea.
¿Habéis pensado en que nosotros también podríamos utilizar el fútbol como herramienta para luchar contra la injusticia, contra el poder y contra las élites?
Tal vez tendría mucha más repercusión hacer una huelga indefinida de fútbol que una huelga laboral. Tal vez podríamos ahorrar dinero haciendo una huelga de consumo de futbol en vez de que nos lo descuenten de nuestras nóminas para no conseguir nada. ¿Quién podría hacernos piquete empresarial? En esta huelga podría participar toda la sociedad, desde el parado al jubilado pasando por los niños y las amas de casa ¿Quién podría obligarnos a ir, a ver, a hablar, a colaborar? Tal vez podría ser una gran prueba de fuerza para demostrarles hasta donde puede llegar nuestro poder y dejaríamos de sentirnos impotentes por no poder hacer nada para defender nuestros derechos.
Porque aunque pretendan hacernos creer que cada uno de nosotros somos insignificantes para ellos en esta sociedad, saben que si a nosotros nos deja de interesar hacerles el juego y nos unimos en una causa común, son ellos los que más tienen que perder. Solo tenemos que creer que es posible.
El fútbol mueve miles de millones de euros en todo el mundo. Y los que los manejan, lo creáis o no, son todos los mismos.

martes, 17 de abril de 2012

MI PARTICULAR HOMENAJE A IÑIGO CABACAS

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Hace días que algo me ronda la cabeza y que necesito comunicar.
Sentía la necesidad de rendir homenaje a Iñigo Cabacas, un hermano, un compañero que falleció absurdamente hace poco tiempo víctima de, bajo mi punto de vista, una desmesurada violencia policial.
Voy a ir matizando porque no quiero que se me interprete mal. Sí quiero dejar constancia de mi opinión, si se me permite, pero me gustaría que mi postura al respecto no dejase lugar a dudas de cuál es mi verdadera intención.
Digo que murió víctima de una desmesurada violencia policial porque hace tiempo que vengo constatando que la actuación de nuestros, también hermanos y compañeros, “antidisturbios”, poco o nada tiene que ver con velar por nuestra seguridad. Me parece más bien que, convertidos en la herramienta de fuerza y de poder de aquellos que están en el Gobierno de turno, se les está utilizando para acallar cualquier tipo de discrepancia con los proyectos de dominio y que son enviados a la calle para ejercer una auténtica e inconfundible represión.
Desde los hechos ocurridos en Valencia en la primavera valenciana, cada día me parece más y más palpable que, con un poco de disimulo, la intención no es mantener el orden público sino acallar a todo aquel que se considere con derecho a protestar y no encuentre otra forma de manifestación que la unión de quienes como él se sienten indignados y traicionados por un sistema cada día más injusto. De hecho, nuestro Gobierno pretende utilizar la ambigüedad de términos tales como: “grupo organizado” o incluso se ha llegado a oír que llegando a calificar de “terrorismo” la “resistencia pasiva" como "desobediencia a autoridad”, con el fin de traspasar al Código Penal conductas que considero que, para la gran mayoría de los ciudadanos, no pasan de ser una manifestación pacífica de impotencia e indignación. ¡Ojalá el sentido común de la mayoría no lo permita!. Tampoco sería justo decir que esto es nuevo, sino que últimamente el problema se agudiza.
Yo no conocí personalmente a Iñigo. Quiero pensar que era un ser humano normal, una persona, un ciudadano con gustos propios, una persona inclinada hacía una determinada ideología, con una percepción personal acerca de la política, de la justicia, de la vida... En fin y en definitiva, alguien como tu o como yo.
Pero digo que murió “ABSURDAMENTE” porque no murió defendiendo unos ideales ni un futuro mejor. Murió víctima de una violencia policial extrema apoyando unos colores que son en realidad unos intereses económicos de sociedades anónimas con un poder muy por encima de la mayoría de los mortales.
Digo que murió absurdamente porque desde mi perspectiva de la vida y de lo que somos los seres humanos, no me cabe en la cabeza que la afición por un deporte se convierta en una lucha, en auténticos enfrentamientos, amparados en la defensa de, no sé qué identidad territorial o no sé en defensa de qué otras patrañas.
El hecho de que determinados aficionados al fútbol se dediquen a enfrentarse violentamente los unos con los otros y conviertan lo que podría perfectamente ser el disfrute de una competición en una batalla campal para cuyo control sea necesaria la intervención de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, no entra en mis simples y sencillos esquemas de entendimiento y así lo quiero manifestar.
Lamento profundamente lo que le pasó a Iñigo que fue simplemente una víctima que probablemente ni siquiera estaba en la pelea. Y por eso quiero desde aquí rendirle un sentido homenaje y pedir, en memoria de la dignidad que probablemente como persona defendió, que ningún aficionado más de este país haga de la pasión por el fútbol y por su equipo un motivo para la violencia contra ninguno de sus semejantes.
Tal vez caiga en saco roto pero me conformaría con que una pequeña parte de esta sociedad pensara en ello.

jueves, 12 de abril de 2012

RUEGO A LOS SINDICATOS

Con todos mis respetos a la lucha sindical de tiempos pasados y sabiéndome merecedora de muchas críticas, voy a lanzar un mensaje a los sindicatos porque creo que la ocasión lo merece.
Lo primero que quiero que quede claro es que me considero una trabajadora y que provengo de una familia trabajadora y que no tengo ninguna intención de dorar la píldora a nadie ni de que nadie esté de acuerdo con lo que pienso. Sólo pretendo ejercer mi derecho a la libertad de expresión, ahora que “creo” que todavía puedo.
Desde mi humilde posición, necesito hacer una petición a los movimientos sindicales mayoritarios de este país, pues como bien intento expresar con el nombre de mi blog, yo no soy “naide” para sentar ninguna cátedra, tengo una opinión y una visión de la realidad que me obliga a expresarme.
Creo que ha llegado el momento de que el sindicalismo de este país, y sobre todo me dirijo a los que se consideran más representativos de nuestras reivindicaciones porque así lo decidieron las urnas en su momento, tomen conciencia real de a lo qué nos estamos enfrentando.
Y con toda la desvergüenza de que soy capaz y desde mi humilde posición, me siento obligada a exigirles que se posicionen: o están con la clase trabajadora o están con la nobleza política. No tienen alternativa.
Desde aquí les pido que, de una vez por todas, asuman el papel que tienen en esta democracia. Les pido que renuncien a sus privilegios y a sus subvenciones y se unan a los humildes trabajadores a los que dicen defender. Les pido que donen todo ese capital a la educación y a la sanidad... y que luego pidan el apoyo de la clase obrera, de la clase trabajadora... de aquellos a los que dicen defender y representar. Muchos no pagarán cuotas pero seguro que muchos más lo harán si saben que, de “VERDAD”, ellos luchan por los derechos de las clases más humildes y no por sus propios intereses; sobre todo si son conscientes de que los políticos no lo harán y que si ellos lo hacen, es porque están de nuestro lado. Esto es realmente lo que hoy en día la clase trabajadora necesita.
Estoy absolutamente convencida de que si en vez de ser liberados, se liberan de todo aquello que les tiene sometidos (y con ellos a nosotros), que es lo que de verdad les aproxima más a las clases dominantes que a los obreros a los que dicen representar, obtendrán el favor de los trabajadores y su afiliación sincera.
Y si no fuese así, que recapaciten. ¿Se necesita tanto dinero para luchar por la justicia social y por la igualdad? El poder no está en el capital sino en la razón y en este momento histórico en que que el capitalismo o el neoliberalismo o el egoísmo de una minoría, pretende someternos, sólo hay un camino: luchar juntos con solidaridad; por la justicia, por la igualdad y por el futuro de los seres humanos que somos muchos más que aquellos que se consideran dueños de nuestro mundo y de nuestra sociedad.
Si ellos no lo entienden así, yo les abandono. No pienso secundar ninguna huelga más. Pienso unirme a cualquier otra alternativa que no esté subvencionada y sometida por esta asquerosa falsa democracia política que cada día pretende robarnos más derechos y más dignidad y amparar a aquellos que se lucran a costa de los ciudadanos. Ni partidos políticos, ni sindicatos, ni fundaciones, ni nadie que no parta de la base y demuestre que para ellos, todos somos iguales y tenemos los mismos derechos de supervivencia y dignidad.
Porque creo que tenemos que cambiar los valores que manejan y manipulan esta sociedad y estoy convencida de que sólo sabernos todos iguales y la solidaridad entre los semejantes puede hacer que algo en este mundo cambie. Y es demasiado importante que esta sociedad cambie.

lunes, 2 de abril de 2012

ANTISISTEMA

He de reconocer que soy una persona sincera por naturaleza y que la verdad es una de mis mayores máximas. Y digo esto con toda la humildad de reconocer que la verdad, para cada uno, es su propia verdad; no nos vamos a engañar.
Sin embargo, cada uno de nosotros, o al menos los que aun nos consideramos medianamente dignos y cuerdos, podemos distinguir cuando lo que decimos es sincero y cuando lo que decimos lo utilizamos en nuestro propio beneficio y lo disfrazamos de verdad. Al fin y al cabo, para lo bueno o para lo malo, todos somos humanos.
Todo esto de la sinceridad viene a que, he de confesar, que el día que Franco murió, yo lloré. También es cierto que yo entonces era aun bastante niña y ver a aquel “abuelito”, sin vida, dentro de aquella caja y a tanta gente desfilando como si hubieran perdido a su padre, me produjo cierta congoja.
De la democracia, no había oído ni hablar, ni tampoco sé si aunque me lo hubiesen explicado, lo hubiera entendido; pero lo cierto es que crecí al mismo tiempo que nuestro incipiente Estado Constitucional.
A poco que maduré, pude entender lo que era la democracia, lo que significaba tener una Constitución, lo que era la libertad de expresión, la libertad religiosa o de culto, el derecho a la vida, a la intimidad.... Bueno resumiendo para no cansar, pude comprender que a raíz de la muerte de aquel “abuelito” nuestro país había, por fin, conseguido (o recuperado ) un Estado de DERECHO y de LIBERTAD (permitirme que lo escriba con mayúsculas).
Y ahora os explicaré a qué viene todo este rollo....
A día de hoy, estoy realmente preocupada porque tengo la impresión de que todo aquello que yo prácticamente había interiorizado, se está yendo al garete y cada día entiendo menos.
Aquella democracia representativa en la que elegíamos a nuestros representantes para que defendieran los derechos de la mayoría, hoy en día, me parece una farsa llena de mentiras, de corrupción, de infamias.....
Me expreso con libertad, ¡faltaría más! pero no estoy muy segura de ser realmente libre y me preocupa que un día, no muy lejano, lo que yo opine resulte inapropiado a ciertos intereses (económicos, por supuesto) y tenga que pagar por ello determinadas consecuencias.
Cada día veo que los derechos se van reduciendo a la esfera del poder económico que cada uno tenga para disfrutarlos o reclamarlos y que la Constitución y todos sus valores de igualdad, justicia y separación de poderes, son mera literatura, al igual que los principios que la inspiraron. Hoy casi me dan ganas de llorar al ver en que se ha convertido el pluralismo político.
Quizá sea pasajero.... Cuatro años? Hasta que acabe esta crisis que se me antoja una estafa que sólo beneficia a los que acaparan la mayor parte del capital?... La verdad, no lo sé a ciencia cierta pero hay muchas veces en que, donde mis conocimientos no llegan, me dejo llevar por la intuición; y no podéis imaginaros cuanto me gustaría saber o reconocer que estoy equivocada.
No obstante, he titulado esta entrada ANTISISTEMA porque, "mi verdad" es que este sistema cada día me gusta menos. Cada día tengo más ganas de revelarme contra él porque cada día veo más injusticia y más desigualdad, menos soberanía, menos pluralismo, menos libertad y menos derechos, a no ser que tengas el privilegio (o la inmoralidad) para hacerte con un poco de poder.
Por eso, cuando hablan de que las personas anti-sistema son terroristas y que les pueden tratar como asesinos islamistas, como a los que mataron personas en defensa de la soberanía del Pais Vasco, pero asesinaron, o cómo quienes matan en defensa de cualquier ideología “ultra” y radical sin respetar la diversidad de los otros, realmente empiezo a preocuparme por la libertad y por la seguridad de todos aquellos que, como yo, entendemos que esta sociedad tiene que cambiar.
Porque, y lo voy a dejar en el 90 %, somos seres humanos que no tenemos ninguna intención de causar mal a nada ni a nadie y que sólo luchamos por la dignidad a la que creemos que toda persona humana tiene derecho.