viernes, 2 de agosto de 2013

¿DESPRECIO O ULTRAJE?


Supongo que hoy es uno de esos días en los que muchos escribiremos sobre lo mismo. Lamento no ser muy original pero por algún sitio tengo que soltar mi indignación -por no decir mi cabreo- y me está costando mucho hacerlo de 140 en 140 dígitos.
El tema hoy, como no, el monólogo de Rajoy al que también podríamos describir como el diálogo consigo mismo, con sus palmeros de los escaños y, a lo sumo, con los ingenuos votantes y militantes que a pesar de todos los pesares, se empeñan en apoyarle y en seguir creyendo una mentira detrás de otra; una escusa detrás de otra; hasta el infinito y mucho más (bueno, o hasta que la justicia lo remedie, que bien claro tiene Rajoy, que no será antes de que acabe su legislatura) porque demostrado queda que para ocupar un escaño, todo vale y que la mentira, funciona.
Después de escuchar, cita tras cita, todos y cada uno de los argumentos que Rajoy esgrimió, de lo que no tengo ninguna duda es de que llevaba el discurso preparado de casa y se limitó a leerlo, tanto en su intervención al inicio de la comparecencia, como en el turno de réplica al final de ella. Y ello, pasándose por el forro de los huevos (con perdón pero estoy hasta los idem que no tengo) todas y cada una de las intervenciones del resto de nuestros representantes en el Parlamento. Si algo improvisó, y lo hizo en un ataque de soberbia, fue lo del Jefe de la Guardia Civil nombrado por el PSOE. ¡Vaya forma de entender la democracia!. Y aun tendremos que darle las gracias por comparecer voluntariamente, porque él, obligación, ninguna.
¡Con razón se avino a comparecer! (más bien a la fuerza, si no arrastras, todo hay que decirlo). En absoluto se vio comprometido a nada, salvo a tener que escuchar los argumentos que le señalan, más que sobradamente, como mínimo, como un gran cínico o un gran mentiroso. Argumentos que, por otra parte, ya conocía él y también nosotros. Explicaciones, ninguna. A lo más, asumir un error que bien podría haberle costado la Presidencia del Gobierno, pero claro, eso hubiera tenido alguna posibilidad de suceder en un país donde la democracia estuviese mínimamente desarrollada, cosa que -y a las pruebas me remito- en este país, no es el caso. Más parece que caminamos en ella hacia atrás, como los cangrejos.
No soy persona de cifras, más bien mi pasión son las letras porque las palabras hablan. Pero hay veces en que también los datos hablan y por eso hoy, me siento obligada a recordar unos datos que han parecido perderse en la memoria del Señor Rajoy, del Partido Popular y de muchos millones de españoles por no hablar de los medios de comunicación (manipulación). ¿Cómo sino entender que España calle ante el absoluto desprecio con el que desde el Gobierno tratan a quienes han sido elegidos para representar a los ciudadanos de este país y, por tanto, a los ciudadanos mismos? Ciudadanos que, si no lo han cambiado ya con tanto mamoneo legal, son los titulares de la soberanía según la Constitución.
Me dirigiré ahora a nuestras señorías:
La mayoría de ustedes, como Parlamentarios, llegan al Congreso y olvidan cual es su misión: representar a los ciudadanos que les han votado y llegar a acuerdos con el resto de los parlamentarios elegidos por el resto de los demás, también ciudadanos. Y todo ello para el bien común y no por intereses económicos o partidistas. ¿O es que tal vez no saben pensar por sí mismos, dialogar y no son dignos, ni siquiera, de ser llamados parlamentarios?.
La mayoría de ustedes olvidan quienes son los titulares de la soberanía -los ciudadanos y no sus señorías por mucho título que se pongan y por muy superiores al resto de los mortales que se crean- y ejercen su propia soberanía, en régimen de disciplina de partido, mientras nos hablan de democracia; mientras la mayoría se agarra a una legislación que nos deja absolutamente fuera del juego político tan pronto han logrado convencernos de que les votemos.
Pero eso no es verdadera democracia, de la misma forma que quien es elegido Presidente del Gobierno de un país, no puede gobernar -aprovechándose de la mayoría absoluta parlamentaria- sólo para quienes le financiaron o votaron e ignorar, por no decir descojonarse, de quienes no le votaron y que ya eran la verdadera mayoría tras los resultados electorales. Eso no es democrático. Eso es totalitario amen de una farsa.
Y me dirijo ahora a nuestro ¿honorable? Presidente del Gobierno:
Sr. Rajoy. Deje de pavonearse y de esconderse tras una mayoría absoluta que tan sólo detenta merced a una legislación electoral que está muy distante de ser democrática y -a la vista de su comportamiento- también de ser justa. Porque le recuerdo que lo justo y lo legal, no es lo mismo.
En las últimas elecciones generales, votaron un total de 24.590.557 ciudadanos.
La nada despreciable cifra de 9.710.775 -supongo que la mayoría de ellos merced al ejemplar comportamiento de muchos de nuestros políticos, salpicados hasta las trancas por la corrupción; gobernados ya por la troika gracias a su connivente pacto con el PSOE (¡que fácil fue ponernos de acuerdo entonces por el bien de España!, que no de los españoles); impotentes de ver como parecía que sus votos, más que en una urna, hubieren caído en un estercolero- decidieron no votar. ¡Vergüenza debería darles si la tuvieran! Cierto es que sólo ellos son responsables de no haber ejercido su derecho pero no lo es menos que este hecho, a ustedes, no hace sino beneficiarles, pues con toda probabilidad, no les hubieran votado a ninguno de los dos, ni a usted, ni al Sr. Rubalcaba, porque de lo contrario, lo hubieran hecho.
Fíjese usted que hay, casi el mismo numero de ciudadanos que optaron por la abstención, que de ciudadanos que votaron a su partido. Pues le recuerdo que ustedes se alzaron con su, tan traída y mal usada mayoría absoluta, con tan solo 10.830.693 votos.
Haga usted cuentas y verá que de los 34.952.313 de ciudadanos con derecho a voto, incluidos los 317.886 que emitieron votos nulos y 333.095 que prefirieron ejercer su derecho pero no quisieron elegir ninguna opción, ustedes no consiguieron ni una tercera parte (11.650.771) de la confianza. Y eso que no escatimaron en utilizar burdas mentiras para conseguirla y después traicionarla nada más tomaron el poder (no hace falta que se las recuerde, también algunos de nuestros representantes se las recordaron a usted ayer).
Sigamos haciendo cuentas.
Si optaron por alguna de las diversas opciones políticas (¿pluralismo político?) 24.590.557 ciudadanos y de ellos, tan sólo 10.830.693 confiaron en su partido, significa que 13.759.865 ciudadanos que no lo hicieron, están siendo ignorados y ultrajados cada vez que usted, con la prepotencia y soberbia que siempre le acompaña y caracteriza -ayer aun mas si cabe-, les hace un corte de mangas. Porque también estos ciudadanos están representados en el Parlamento, que no es el Parlamento del partido que tiene la mayoría absoluta.
Sr. Rajoy, no se vaya usted si no quiere y si su conciencia le permite seguir diciendo que está usted legitimado para hacer lo que le venga en gana durante los dos años y medio que le quedan de legislatura -está claro que las leyes le permiten lo que la verdadera justicia y la verdadera democracia tal vez no le permitirían- pero no se apoye usted en que la mayoría de los españoles le otorgaron su confianza porque creo que ha quedado demostrado que eso, sólo es una mentira más que muchos ingenuos también están dispuestos a creer.
Por mi parte sigo en mis trece, usted debió dimitir el día que se dio cuenta de que no podía cumplir su programa (si es que no era mentira que no lo supiera) y debió convocar nuevas elecciones y someter a la decisión del pueblo soberano si le otorgaban la confianza a su programa o no. Porque, Sr. Rajoy, no elegimos semidioses sino proyectos o al menos eso es lo que deberíamos hacer.
Pero no podía usted desperdiciar la ocasión de aprovechar la mayoría absoluta que le otorga una ley electoral -absolutamente injusta para quienes eligen las opciones minoritarias (que no ignorantes)- para imponer sus políticas de austeridad -acompañadas de no poco ideario e interés- y desmontarnos mucho de lo público que tanto nos había costado construir para el bien de la mayoría. La utiliza y la piensa seguir utilizando para quitarnos nuestros derechos y dignidad laboral con el vil objetivo de hacer que los más miserables tengan que pagar las consecuencias de una crisis de la que, sólo quienes detentaban el poder y el capital (incluidos los Bancos, grandes empresas y por supuesto, Administraciones y también -no mienta más con la herencia recibida- los Ayuntamientos y Comunidades Autónomas donde ustedes gobernaban), son los principales responsables, si no partes interesadas. Capitales y capitalistas para quienes de ahora en adelante trabajaremos a precio de saldo y sólo si aceptamos las condiciones que nos quieran imponer si pretendemos al menos comer, aunque ustedes, a eso, le llamen negociación. Por no hablar de todos aquellos a quienes sus políticas están obligando a emigrar, a quienes quitan las viviendas, etc. etc.
Hoy por hoy, las leyes que le amparan a usted para seguir apoltronado en su cargo, son las mismas que desamparan a los millones de ciudadanos que están hartos de usted, de sus recortes y de sus mentiras. Hartos de que no haya tomado ni una sola medida para que, los de su clase social, su élite, contribuya al erario público con un solo euro más de lo imprescindible para mantener la farsa. Dinero que podría hacernos más llevadera la supervivencia a los españoles por los que dice trabajar. Muy al contrario, con la nueva ingeniería económica, se llevan sus capitales donde les resulta más rentable y a quienes trabajaron para aumentar su riqueza, les dejan hoy sin trabajo. Y esos son los patriotas y los emprendedores. No nos engañe Sr. Rajoy, para ustedes, ellos son la Marca España y la clase media y trabajadora de España, productos de deshecho.
Sr. Rajoy, usted ha cometido más de un error y a estas alturas de la legislatura, no ha demostrado nada más que servir a otros intereses que no son los de la mayoría de los ciudadanos de este país.
Usted negó que hubiera sobres y ahora lo reconoce abiertamente y se jacta de que, no sólo lo hacen ustedes, sino de que lo hacen todos (ya me gustaría a mi saber si en su partido reciben sobres todos o sólo los que se encuentran en las élites del poder).
Usted se equivocó también con Sepúlveda, con Matas y con otros grandes ejemplos de corruptas y pésimas gestiones de personas que pertenecen al partido que usted presidía y preside y seguirá poniendo la mano en el fuego por muchos otros en tanto no sean atrapados por la justicia -que afortunadamente algo funciona y, al margen de la presunción de inocencia, muchas verdades va constatando- de la misma forma que hoy, sus palmeros, las ponen por usted.
Usted puso la mano en el fuego por Bárcenas y la quitó cuando se quemaba tras haberle seguido pagando, manteniéndole coche, despacho y secretaria. Y aun así, después de la desvergüenza del despido en diferido y de estar aquel sobradamente imputado y sobradamente probado que tenía cuentas en Suiza, usted siguió enviándole amistosos SMSs. Pero nosotros tenemos que creer que el error fue confiar en quien no debía y que seguir manteniendo contacto con quien -en A, en B, o en C de “Corrupción”- recaudaba y repartía los sobres, era un acto de humanidad.
Sr. Rajoy, nuestro deber como ciudadanos es exigir responsabilidad y coherencia a quienes nos gobiernan y a quienes aprueban las leyes que rigen nuestras vidas. Hay cosas que un ciudadano puede permitirse pero un político, al menos uno que este a la altura, NO!. Hay cosas que a un Presidente de Gobierno ¿se le podrían disculpar? Tal vez, pero sólo previa dimisión.
Y no nos gusta, Sr, Rajoy, que nos tomen por idiotas.
Y por cierto, en las listas electorales de su partido en la Comunidad Valenciana, parece ser que sí fueron candidatos que estaban imputados. No sé si lo afirmó también por error o si es una mentira. Rectifico, que de sabios es rectificar, porque, tal vez ahí, también improvisó. Lamentablemente, cada día es más difícil distinguir.
Y por último tengo que decirle que creo que no duerme usted tan tranquilo como nos quiere hacer creer a los demás, pobres ingenuos e ignorantes. Y no porque se lo impida la conciencia, que a estas alturas me cuesta creer que la tenga, sino porque tal vez teme, que más pronto o más tarde, si en este país queda división de poderes, la Justicia llamará a su puerta.
Pido disculpas si no he sabido interpretar las cifras y me he equivocado. Ya he dicho que lo mío no son los números y si tengo que rectificar, rectificaré.
Hubiera querido insertar una imagen pero no sé como lo tengo que hacer pero dejo el enlace para que me podáis corregir.





5 comentarios:

  1. Hoy solo le reprocho a estos titeres de feria que te hayan indignado.

    Intentare mandarte la opción de felicidades que no pueden controlar, tu belleza interior, tu humanidad, tu verdad disfrutalas.

    TE QUIERO

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  2. Es inevitable, y también imprescindible, que todos cuanto escribimos en un blog manifestemos nuestra indignación por una situación bochornosa, consecuencia de un golpe de Estado a través de las urnas que es lo que llevó a Raxoi al poder, el uso de dinero ilícito para jugar con ventaja, y la falacia sobre su programa.

    De manera que es de agradecer tu buen posteo, tu justificada indignación, tu justo cabreo. Ojalá ese sentimiento lo tuviese toda la ciudadanía y plantase cara a estos sinvergüenzas

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  3. Vivimos en un país, único en el mundo. Por desgracia, para lo bueno y para lo malo.

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  4. ¡Bravo, Ana! Has expresado muy bien lo que muchísimas personas en este desgraciado país pensamos. Digo desgraciado por sus dirigentes, que nunca han estado a la altura, y hoy menos que nunca.
    Tu indignación es la nuestra, y la razón está de tu -de nuestra- parte. Solo si luchamos unidos lograremos corregir esta situacion tan absolutamente injusta.
    ¡Salud y megapraxis!

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