Desde
que hace un tiempo comencé a ver y a recibir mensajes con la palabra
“DESPERTAR”, mis sentidos están alerta, más alerta que nunca, a
todo lo que veo, oigo, siento y pienso.
Tanto
es así, que empiezo a ver lo que es y lo que no es. Y empiezo a
darme cuenta de que ese es realmente el problema: lo sumamente
difícil, por no decir imposible, que es distinguir la ficción de la
realidad.
A
simple vista, todos nos creemos capaces de distinguirla porque
partimos de la base de que la verdad es lo que nosotros nos creemos y
la ficción, todo aquello que no nos podríamos creer ni aunque lo
tuviésemos delante de nuestras propias narices. Yo al menos, creo
que esto es así.
A
cierta edad, después de haber hecho no sé cuantísimas horas de ver
televisión, tienes la sensación de haber visto de todo:
extraterrestres, seres demoníacos, monstruos, dinosaurios, mutantes;
vida en el centro de la tierra y en otras galaxias; el cielo y el
infierno; gente con poderes sobrenaturales y personas muy miserables,
personas muy pobres, víctimas y verdugos; indios, vaqueros,
samurais, esclavos; vida en otras dimensiones; ritos satánicos y
exorcismos; gente mala, muy mala, tan mala que no quieres creer que
pudiera existir en nuestra realidad; reyes, emperadores, dioses,
locos; griegos, romanos, vikingos, bárbaros; asesinatos,
conspiraciones, droga, sexo, abusos; tráfico de órganos, de
personas, de armas, de estupefacientes; secretos de Estado, secretos
vaticanos, guerras, espionaje; muerte a pequeña escala y a muy gran
escala; enfermedades, epidemias, accidentes, atentados, catastrofes
naturales y catástrofes provocadas por el ser humano...
En
fin, podría seguir horas y horas recordando imágenes televisivas
pero, debo reconocer, que la mayoría de ellas, poco o nada han
tenido que ver con mi vida cotidiana o anodina, como le prefiramos
llamar.
Es
por ello que tengo que hacer un importante acto de fe para creer en
la mayoría de todo lo que yo no he visto fuera de la pequeña o la
gran pantalla; aunque mucho de ello sí creo que realmente existe y
es o fue así, muchas otras imágenes, me parecen simplemente puro
teatro.
El
problema que se me representa ahora es que cuando miro la realidad a
mi alrededor -lo que más o menos puede uno creer que es la realidad
para que no le llamen loco- veo lo mismo: un puro teatro con millones
de extras, muchísimos actores secundarios, muchos actores de reparto
y una importante élite protagonista en muchos ámbitos: la economía, la política,
la religión, el deporte, la música, la cultura, el periodismo, la
moda, o aquellos otros que simplemente han nacido en posiciones de
privilegio, etc. etc.
Casualmente
son, precisamente estos últimos, los que ocupan la mayor parte del
tiempo las pantallas de nuestros televisores y los que dibujan tanto
nuestra realidad como nuestra ficción, por lo que, “de un tiempo a
acá”, sólo me asomo a ella para intentar saber qué es lo que
están tramando aquellos que han sido elegidos para que dicten las
leyes que gobiernan y dirigen nuestros destinos.
Pero,
¿qué he encontrado como sustituto de la televisión para
entretenerme, informarme o aprender? INTERNET. No llevo demasiado
tiempo en este mundo virtual pero sí lo suficiente como para tener
todavía más complicado distinguir la ficción de la realidad;
porque, en este nuevo mundo, sí somos todos protagonistas -de
momento- y a la clarísima manipulación que ejercen el resto de los
medios de comunicación, se une la locura o la cordura de muchos
otros seres humanos que, como yo, intentamos dar a conocer al mundo
lo que creemos que es “la realidad”. Sin dejar de saber que
también por estos lares están presentes los intereses económicos,
en el más amplio sentido de la palabra, porque si hay algo que cada
vez voy teniendo más claro, es que este planeta está gobernado por
el dinero.
Pero
internet tiene todavía muchísimo más peligro y muchísimo más
poder de lo que a simple vista puede parecer; porque, si estamos de
acuerdo en que el dinero es el poder que maneja los hilos, internet
no deja de ser eso, hilos, una inmensa red de hilos a la que cada día
más y más seres humanos estamos vinculados para sacar nuestro
dinero de los bancos; para acceder a nuestros historiales médicos,
delictivos, fiscales; para informarnos, incluso para comunicarnos,
organizarnos o simplemente para desahogarnos y protestar.
Bueno,
no era exactamente esto lo que os quería contar, aunque sí me
parece interesante tenerlo en cuenta.
Tenemos
montones de frentes abiertos en esta batalla que, quienes tienen el
capital, han puesto en marcha para someter a los más desfavorecidos
-de momento, mediante sus políticas económicas- pero, algo en mi
interior -creo que se llama intuición- me dice que esta vez, esto no
va a ser suficiente y tengo la impresión de que esta vorágine de
crisis económica en la que el dinero ha dejado de ser real y ha
pasado a ser virtual, no se va a solucionar tampoco con economía
real sino de alguna otra manera.
Así
que, me he pasado al lado de quienes creen en que una gran
conspiración de la élite mundial es posible e intento ver alguna
señal de por donde pueden venir los tiros entre tanta teoría y
tanta desinformación, con el único objetivo de ponerme a salvo yo y
a los míos a tiempo y, a ser posible, advertir a otros seres
humanos para que puedan ponerse a salvo de lo que pudiera venir, sea
natural o provocado.
No
pretendo meteros el miedo en el cuerpo, incluso pensar en que estoy
como una verdadera cabra, podría también ser una buena opción.
Me
conformaría con que intentéis ver un poquito más allá de lo que
la televisión nos muestra y que miréis con más atención la
realidad a vuestro alrededor, poniendo el máximo interés en las
personas y no en el dinero; en los sentimientos y no en el confort y
en los placeres; en la solidaridad y no en las batallas.
En
definitiva, tendiendo los hilos entre los seres humanos en la
proximidad y no en la distancia que, en definitiva, es lo que es
internet. Si algún día hemos de organizarnos y no podemos
comunicarnos a través de esos hilos, estaremos solos y desarmados
frente a ellos y su poder, que lo tienen y mucho.
Y
poner mucha atención al “Nuevo Orden Mundial” que viene
orquestado desde Norteamérica y que va mucho más allá del mundo
financiero. No sólo tratan de imponernos sus políticas económicas
y sociales, quieren quedarse con todo y dejarnos sin nada: sin
dinero, sin derechos, sin libertad y sin dignidad; SOMETIDOS.
esto solo se arregla con una revolucion.
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