Es
curioso pero en este país siempre hay temas espinosos. La verdad
es que algunos de ellos, muy espinosos.
Uno
de tantos es el tema “República”: ¡¡¡Vade retro “Satanás”¡¡¡.
De qué estás hablando¡¡¡?
Pues
de eso precisamente; de lo que es una República: Una forma de
Gobierno.
Claro
que eso, en España, viene a ser lo mismo que invocar a un
fantasma con el cuerpo envuelto en una bandera tricolor que
directamente nos devolviese a una cruenta guerra civil.
En
fin, yo, intentaré ser lo más objetiva que pueda porque me
tocó nacer en una época y en unas circunstancias, en las que tan sólo he conocido
un poco de lejos las consecuencias de aquello que, queramos o no,
forma parte de la historia reciente -para algunos supervivientes,
quizá aun demasiado reciente- pero de la Historia al fin y al cabo, y que muchísimos de nosotros hemos vivido por
herencia o de refilón.
No
voy a negar que mi abuelo luchó en el bando republicano -pues así,
me lo contó y así me lo creí- pero, a decir verdad, en las
historias de la guerra que me relataba, siempre noté en él más
tristeza por la absurda confrontación que una verdadera defensa de
algún pretendido ideal, aunque el resentimiento contra los
“supuestos” vencedores, siempre quedó patente en ellas –o al menos, yo así lo sentí-.
Sin
embargo, voy a pasar de relatar historias que no he vivido y voy a
intentar transmitir mi vivencia respecto de aquel pasado que
sólo debería servirnos para construir un futuro -porque si no es para
poner la mirada en un futuro mejor, preferiría callar-.
Allá
por el 75, yo era una niña de 10 años. Todo aquello de la
dictadura, la muerte de Franco o la toma de posesión del príncipe
de España, coronado como Rey, como Jefe del Estado, me era en
general bastante ajeno, aunque he de reconocer que también me resultaba muy
espectacular.
De
política no tenía ni idea -ni que decir tiene-, así que,
acostumbrada a leer cuentos de príncipes y princesas, mis ojos se
detenían en el hijo de aquel Rey, que pronto pasó a ser príncipe y
que, para que lo voy a negar, me parecía “guapísimo”, hasta el
punto de llegar a fantasear que, ¿por qué no? un día podría
enamorarse de mí.
Volviendo
a la realidad -pues los cuentos, cuentos son-, pronto me di cuenta de
que semejante utopia, nunca estaría dentro de "mi realidad". Era un
príncipe de sangre azul y jamás llegaría a conocerme y mucho
menos a enamorarse de mi.
Lejos,
muy lejos estaba también de entender ni de preguntarme por qué aquel
“monísimo” pimpollín -el más pequeño de sus hermanos- sería
el heredero del reino -a pesar de tener dos hermanas mayores que
él-, pues como ya he dicho antes, yo, a esa edad, ni sabía lo que
era una Constitución, ni entendía el derecho de igualdad -de hecho,
mientras mis hermanos veían el “sabadaba” los sábados por la
mañana, yo limpiaba la casa con mi madre-, por lo que entendía que
la vida, era así.
Sin
embargo, ahora tengo 45 años y muchas cosas han pasado desde
entonces en mi existencia y, por qué no decirlo, también en este país.
Y,
por eso, y porque ya estoy muy “talludita”, ahora sí que me
pregunto -no una cosa- montones de cosas en relación con esta
película de “Sissi emperatriz”, que ahora me tengo que tragar
cuando ya, no me creo nada.
Que
a pesar de tener cuarenta y cinco años, yo no voté esta
Constitución; eso es un hecho.
Que
a pesar de que la Constitución proclama el principio de igualdad, así como un derecho para todos los españoles de no
discriminación por razón de sexo, el niño es el
heredero de la Corona -habiendo dos mujeres por delante que deberían tener preferencia en la
sucesión- ; eso es un hecho.
Que
el niño ha elegido casarse con una periodista, divorciada,
(¿anoréxica?) que se ha hecho una reconstitución de cara para ser de
lo más “mona” o de lo más “chic” y que, si nadie lo repara, se convertirá en ¿"nuestra reina"?; eso es un hecho.
Que
la Corona ha dado muestras más que evidentes de ser una
vergüenza para este país con el tema “Urdangarín”, (por no
hablar de Bostwana ni del del “Club”? Bildelberg); eso es un
hecho.
Que con la Constitución en la mano nos intentan vender que la próxima
heredera de la Corona será la Infanta Leonor a pesar de que, según
lo que ahora mismo dice, si los "principitos" tuvieran un nene, no se comería una rosca;
eso es un hecho.
Que
creo, cada día más firmemente, que esto es una farsa y que las
nuevas generaciones -que ya casi somos viejas- deberíamos tener
derecho a decidir si queremos seguir manteniendo esta -para mí, en el siglo XXI- "estúpida" forma
de gobierno que es la “Monarquía Parlamentaria” o elegir una
forma de gobierno verdaderamente democrática donde mande la
soberanía del pueblo y no las reminiscencias de una dictadura que
nos dejó hasta la herencia de quien debía continuar como Jefe del
Estado; es un hecho.
Que
estoy a favor de una reforma constitucional en profundidad, para que
ella, nuestra Constitución, sea la que dirija -fuera ya de las
presiones post-traumáticas de la dictadura que gobernó las vidas de
los españoles durante cuarenta años- y no los políticos que nos
han robado la soberanía, es un hecho.
Que no tengo miedo a decir lo que pienso, es un hecho.
Que yo desde mi blog sólo puedo dar mi opinión, es un hecho.
Que yo desde mi blog sólo puedo dar mi opinión, es un hecho.
Que
todos los ciudadanos de este país tenemos algo que decir, que opinar
y que decidir; es un hecho.
Que
decidamos poner punto y final a esta farsa es cosa de todos. Yo, con
la libertad de expresión que la Constitución me reconoce, sólo
puedo opinar que: VOTARÍA POR UNA REFORMA CONSTITUCIONAL QUE VUELVA A PONER LA DEMOCRACIA EN SU SITIO Y, POR SUPUESTO, VOTARÍA POR UNA REPUBLICA.
Buen artículo. Yo, que soy (dicho sea de paso) casi de tu misma edad, también soy partidario de una reforma constitucional en profundidad. Sin embargo, aún siendo partidario de la república, a mí no me preocupa tanto la monarquía, y menos la sucesión, como el sistema electoral que permite que millones de votos no valgan nada, la falta de separación de poderes que permite que en la práctica sea el Gobierno quien legisle y además controle en buena medida el poder judicial, y los mecanismos de control y exigencia de responsabilidades que obviamente han fallado estrepitosamente.
ResponderEliminarYo también, pero creo que todo tiene que estar dentro del mismo saco. Somos muchos para estar cambiando la Constitución cada poco tiempo pero creo que hay una gran oportunidad de cambiar muchas, muchísimas cosas
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