jueves, 10 de mayo de 2012

COMIENZA LA CUENTA ATRÁS


Soy de esas personas a las que les gusta más creer que saber, pensar que saber u opinar que saber; porque la verdad es que saber, como decía aquel, “sólo sé que no sé nada”.
Quiero decir que soy de esas personas que no se consideran en posesión de la verdad ni de la razón, por más que muchas veces defiendan con demasiado ímpetu lo que, en realidad, saben perfectamente que es solamente su razón y su visión de la verdad.
Sin embargo, hoy creo que ha llegado ya el momento de dejar de opinar y de decantarse por una opción concreta, independientemente de lo que cada uno podamos creer o de la forma en que cada uno de nosotros podamos interpretar las circunstancias y los acontecimientos.
Lo que es real es que hay una llamada a la manifestación el día 12 de mayo -y a la reivindicación los días posteriores- en la que cada uno de nosotros ya no tenemos que opinar sino decidir si saldremos a la calle, o no.
Creo que es difícil definir y concretar lo que representa y lo que defiende el movimiento 15M porque, sinceramente, espero que, a día de hoy, nada esté definido ni concretado. Confío y creo en que, todos y cada uno de nosotros, podemos y hemos de formar parte de dicha concreción a base de unificar nuestras conciencias, eso sí, en una misma lucha que no puede tener otra base que la justicia social.
A mi modo de ver, una justicia social que no puede nacer de ideologías, de aprendizajes, de siglas, de banderas ni de fronteras, sino de la dignidad individual y la solidaridad colectiva que, por encima de cualquier otro interés, desee hacer realidad el triunfo de los verdaderos valores que todos y cada uno de nosotros llevamos dentro.
Cabría pensar que esos valores también podrían ser diferentes para cada uno de nosotros pero, sin embargo, tengo el convencimiento de que esto no es así.
Estoy convencida de que los verdaderos valores de toda la humanidad provienen de un espíritu que nace con todos y cada uno de nosotros y que, sin embargo, tan pronto nuestra materia abandona el útero materno, o incluso antes, comienza a ser educado o manipulado en una u otra dirección -dependiendo del lugar y el entorno en que se produzca nuestro nacimiento- predisponiéndonos para interiorizar otro tipo de consideraciones exteriores que se nos presentan como valores pero que, en realidad, no pasan de ser meros intereses.
Esta reflexión -que a primera vista puede resultar un tanto mística-, no podéis interpretarla como si procediese de una persona especializada ni tan siquiera de alguien poseedora de conocimientos, ni de dogmas ni de creencias, sino intentar entenderla desde la perspectiva de un ser humano que en poco o en nada se diferencia de cualquiera de los que, a millones, habitan este planeta; una persona, que como una gran mayoría de ellas, simplemente intenta conocer y comprender su realidad.
Sobre mis espaldas pesan ya unos cuantos años y creo que he conocido a cientos, quizás miles de personas en toda esta andadura y, so pena de que “piense el ladrón que todos son de su condición”, no he conocido a nadie que por encima de todo no haya querido, conocido, valorado, apreciado o sentido el AMOR. Unos con egoísmo, otros con desesperanza por creer no encontrarlo; otros dándolo sin pedir nada a cambio y otros demonizándolo para no sentirse miserables por no poder tenerlo. Muchos dándoselo a sus hijos, muchos a sus padres; millones a sus parejas, estables o esporádicas; hacia el mismo o hacia distinto sexo; fraternal, a la naturaleza, a la vida. Aun así habrá quienes crean que no sienten amor, en cuyo caso, probablemente sea la manifestación más patente de que existe por cuan desesperadamente lo necesitan.
Ese es el verdadero valor. A partir de él, los intereses van creando el resto de los sentimientos buenos o de los sentimientos malos con los que los seres humanos vamos representando nuestra realidad. En la medida en que cada uno de nosotros interiorizamos ese interés hacia nosotros mismos o hacia los demás, somos capaces de transformar el amor en odio, la generosidad en envidia, la solidaridad en egoísmo, etc.
Y con esa medida es con la que el ser humano ha ido creando en esta sociedad parcelas y clasificando los pensamientos y los sentimientos en religiones, creencias, ideologías políticas, nacionalidades y provocando luchas por imponer esa proyección.
Con esa medida, el ser humano lleva miles de años creando sistemas sociales, políticos, económicos y jurídicos que priorizando unos u otros intereses -dependiendo en cada época histórica de quien tuviera más fuerza, más poder o más dinero- han seguido enfrentándonos, bien para imponerlos, bien para defenderlos.
Así han conseguido dividirnos y difuminar nuestro verdadero valor y nuestro verdadero poder hasta conseguir que a día de hoy este planeta esté únicamente dirigido por el interés económico de los más poderosos.
Ha llegado el momento de buscar dentro de nosotros ese amor y de exteriorizarlo sin reservas hacia todos los demás. Ha llegado el momento de que, en base a ese único, básico y fundamental valor, empecemos a trabajar para cambiar este sistema establecido. Ha llegado el momento de que comprendamos que la justicia, el respeto, la libertad, la felicidad y el futuro, empieza por cada uno de nosotros y de que entendamos que, solamente amando a los demás con la misma intensidad que debemos amarnos a nosotros mismos, podemos construir un futuro digno para todos.
Ha llegado el momento de que todos los que confiamos en nuestro poder, en nuestro derecho y en nuestra dignidad, decidamos si apoyamos un movimiento de conciencia y salimos a la calle para encontrarnos y enfrentarnos solidariamente a este sistema en el que una minoría desconoce y no quiere reconocer el verdadero valor humano, o seguimos sometidos al dictado de esa minoría que intenta cada día, única y exclusivamente en base a sus propios intereses económicos, convertirnos en esclavos al servicio de ese interés.
¿Serán humanos?
Yo creo que yo, sí lo soy.
Y por eso estaré en la calle el #12M con el #15M porque creo es el movimiento que representa, en la realidad actual, el sentimiento de lucha por el valor de la humanidad más próximo a los valores que todos juntos podemos defender.




1 comentario:

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